COMPLICADO TEMPORAL PARA EL INTENDENTE MUNICIPAL

Desde hace algunas semanas el gobierno municipal tiene varios frentes abiertos. El intendente Walter Cortés no solo está enfrentado al empresariado local sino también con la oposición en el Concejo Deliberante. El vínculo con el sector privado se resquebrajó poco a poco. El punto cúlmine fue aquella carta abierta que destacó la gestión del secretario de Turismo, Sergio Herrero, como “la peor de la historia de Bariloche”.
Asi lo señala ADN indicando que sus modos personales y las políticas que propone no caen bien y cada reunión en el EMPROTUR se transforma en una batalla campal. Pero, como se trata de un alfil de Cortés, defendido a ultranza, los empresarios del sector decidieron mantenerse en la vereda de enfrente.
La reciente visita del secretario de Turismo de la Nación, Daniel Scioli, parecía ser una oportunidad para acercarse a ese sector. Programó un almuerzo de trabajo, pero el plan cayó por su propio peso ya que el Intendente no pudo mostrar adhesión de las cámaras empresarias y, en cambio, demostró su falta de convocatoria frente al único funcionario nacional que le mostraba algo de apoyo.
El caso de los concejales es diferente. La disputa se mantiene desde el inicio de su gobierno. Cortés, permanentemente, acusa a los ediles opositores de poner “palos en la rueda” a su gestión. Sin embargo, a pesar de las quejas, el Ejecutivo logró el acompañamiento completo en ordenanzas clave como el Presupuesto 2025, las emergencias económica y habitacional, y hasta los parámetros necesarios para proyectar un loteo social.
Pero la sesión legislativa del jueves dejó entrever fisuras en la relación entre Cortés y quien fue su compañero de fórmula: el presidente del Concejo Municipal Gerardo Del Río. En el pasillo se cuenta que el encargado de defender la gestión en el Deliberante ya no encuentra manera de recomponer su amistad con el Intendente y mucho menos las relaciones con los concejales.
El presidente del Concejo no comparte las formas que mantiene el Intendente y que se convirtieron en una marca registrada de la gestión. Al parecer, hay intermediarios que no ayudan a que el vínculo entre ambos sea fluido y el futuro de la relación entre las dos personas con más poder en la ciudad, es incierto. (ADN)