HABRÁ RUIDO POR EL CAMPANARIO EL TRES DE JULIO EN EL CONCEJO DELIBERANTE

Frente a la segunda Audiencia Pública por el proyecto de prórroga de concesión del Cerro Campanario, que tendrá lugar el próximo 3 de julio, vecinos y vecinas de la zona oeste convocan y volverán a manifestar su preocupación “por la falta de claridad en el proyecto que plantea una mega construcción en un lugar de alta fragilidad ambiental y de resguardo paisajístico extremo”.
El cerro Campanario está concesionado hace 55 años. La última concesión, que duró 20 años, vence en marzo de 2024 y se pretende concesionar por 25 años a favor de la actual empresa, que estipula construir una confitería giratoria y un Salón de Usos Múltiples sobre la cumbre, algo que también genera inquietud en torno a los parámetros urbanísticos a aplicarse tras la concesión.
Es que, si bien en algún momento se puso en duda si el lote destinado a las obras pertenecen o no a la Reserva Natural Urbana El Trébol -lo cual determina un procedimiento especial y de resguardo a este espacio de alta fragilidad ambiental y paisajístico- para los vecinos no hay vacilación: integrantes de la Comisión Mixta de la Reserva se expresaron desde un primer momento confirmando que el lote forma parte y debe ser considerado dentro de las pautas del Plan de Manejo de la normativa 1794-CM- 2007 y la ordenanza 2398-CM-13.
“Esto está visibilizando la mirada política: cuál es el modelo de ciudad que se está discutiendo. Hay una prioridad hacia la inversión privada y la mirada hacia un turismo de elite”, dice Soledad Anselmi, integrante del Consejo de Planeamiento Estratégico (CPE), periodista y vecina del oeste a Violeta Moraga colega de la Cooperativa de Comunicación popular Al Margen.
En ese sentido, recuerda que no está planteado ni garantizando un acceso público al cerro. “Hoy el acceso está dado por la buena voluntad del privado que tiene los terrenos linderos. Pero un día puede cambiar de idea, como fue el caso del kilómetro seis con la playa o el kilómetro 23, donde todavía seguimos sin tener la bajada.
Así también paso en el Cerro Otto, donde la gente antes subía directo y podía acceder a la cumbre y ahora toda esa parte se vendió porque se está haciendo un emprendimiento privado y la gente de El Frutillar y toda la zona del sur, para acceder al Otto, tiene que tomar dos colectivos, ir hasta el kilómetro 1, subir 40 minutos y después bajar. Entonces, a quién estamos mirando cuando hacemos este tipo de concesiones”, señala Anselmi.
El falso derrame
Otro dato, no menor, es el escueto canon del 12% que recibiría el Municipio, dinero que se obtiene únicamente de la subconcesión de la confitería, lo recaudado por la aerosilla y lo que recibe la concesionaria por lo que las empresas de comunicaciones pagan por el alquiler del espacio donde están sus antenas. Este porcentaje irrisorio atenta una vez más contra las posibilidades de una renta que sirva realmente a la ciudad: el Campanario pertenece al Municipio y su explotación podría ser una oportunidad de crecimiento y desarrollo para la comunidad.
“El Canon del campanario no contempla la recaudación por la venta que se produzca dentro de la confitería. Según informó el propio concesionario la confitería giratoria proyectada tendrá capacidad para 282 comensales, estiman 1.000 visitantes por día. Sin embargo, de ese movimiento económico millonario el municipio no recibirá más que un 12% del valor del alquiler que le cobre al que obtenga la explotación del lugar”, señalan los vecinos y vecinas del oeste en un comunicado.
“El cerro campanario es uno de nuestros tesoros naturales más extraordinarios, bien de la ciudad y del mundo. Entendemos que lo natural deba convivir con lo comercial, pero entendemos también que eso debe tener un equilibrio donde los recursos sean explotados, pero de manera armoniosa y llegando a la comunidad toda, aunque para subir haya que pagar como cualquier turista porque no tienen tarifa residencial pautada en el contrato”, continúan.
Lo cierto es que, a pesar de los titulares que abundan sobre la ocupación que vive la ciudad y el éxito de temporada tras temporada, poco se puede ver de ese “derrame económico” para quienes viven en esta ciudad: hay gente durmiendo en la calle, las rutas son intransitables, las obras tardan meses y hasta años en terminar de ejecutarse, no hay viviendas.
El tema es el modelo de negocio. En el Cerro Catedral, que también es municipal, vas a caminar y te dicen: no porque es un Centro de Esquí, señala Anselmi. Entonces los que no esquían y quieren caminar, aunque sea para tocar la nieve, tienen que aguantar con la nieve aguada de la base o andar por ahí dando vueltas.
Por eso, lo que estamos discutiendo acá no es solo una obra. Estamos evaluando el derecho a un privado a explotar un bien común y expropiar a la comunidad de una vista privilegiada: esa confitería giratoria que quieren hacer, si no tuviese el paisaje que tiene no valdría nada, entonces lo que no se está cuidando es el bien común, que es la vista.
Lo mismo pasa en toda la costa del lago: se están aprobando complejos de tres, cuatro, cinco pisos y lo que están haciendo es privatizando la vista, no podes ver el lago si no pagas para entrar a esos mastodontes”, señala Anselmi.