CLIMA MILEI: EL BOLSÓN Y LA CRISIS DE UN INVIERNO DESOLADOR QUE GOLPEA AL TURISMO

“No hay ni un solo turista”, escribió una vecina de El Bolsón en redes sociales. La frase resume el drama que atraviesa la vecina ciudad turística. Este invierno, la postal es de calles vacías, cabañas cerradas y mesas sin comensales. (foto del domingo de la Feria de Plaza Pagano) Según un relevamiento de la Cámara de Turismo local, la ocupación para julio y agosto no supera el 12%. El dato duele más al tratarse de temporada alta, con receso escolar y nieve en el cerro.
“Estamos muy preocupados. El Bolsón vive del turismo”, expresó Diego Cordero, presidente de la entidad. La caída en la llegada de visitantes impacta en toda la economía local. Alojamientos familiares, muchos con menos de 20 camas, recurren a créditos para pagar servicios básicos como luz y gas. No hay ingresos que cubran los costos mínimos.
El problema no se limita a la hotelería. Restaurantes sin comensales, remises sin pasajes y comercios vacíos completan una postal deprimente. La cadena productiva se desarma. “Sin turismo, no hay trabajo. Es así de simple,” sentenció Cordero. La ocupación en la segunda quincena de julio apenas llega al 10,31%. En agosto, el pico proyectado es de 11,85%.
La situación se agravó tras los incendios forestales de principios de año, que arrasaron con 221 viviendas y afectaron a cientos de productores. La emergencia ambiental dejó heridas abiertas. Hortícolas, frutícolas, apicultores y pequeños ganaderos aún no se recuperan. La pérdida de infraestructura y la falta de acompañamiento estatal solo sumaron más presión a un sector ya golpeado.
Uno de los reclamos más fuertes del sector turístico es la ausencia de promoción oficial. “No hay campañas ni presencia institucional que nos respalde”, indicó el titular de la Cámara. “Nos cortaron la temporada de verano por el fuego. Y ahora, en invierno, no nos promocionan. Estamos solos”, agregó. Las redes sociales y los portales no alcanzan.
Desde la Cámara intentan sostener acuerdos con Coopetel y el Cerro Perito Moreno para salvar lo poco que queda. Generan contenidos, ofrecen descuentos, lanzan promociones. Pero “todo eso son paliativos. Sin promoción institucional no podemos competir con otros destinos,” aseguró Cordero.
Mientras tanto, muchos prestadores se endeudan para seguir abiertos. Pagan servicios con tarjeta y postergan sueldos. La recesión nacional también golpea: menos viajes, menos consumo, menos estadías. Pese a todo, hay cierta expectativa para la próxima temporada. La reciente creación de ATUR (Agencia de Turismo de Río Negro) genera esperanza en la región.
“Nos dará herramientas de promoción y gestión que hoy no tenemos,” sostuvo Cordero. El modelo público-privado puede ser una salida, pero todavía no llegó a tiempo. El Bolsón atraviesa una de las peores temporadas en años. No por la nieve, sino por el abandono, la descoordinación y la falta de apoyo. La crisis no es climática, es política y económica.