Una armadura de la época de la guerra de Troya encontrada en Moravia cambia lo que sabemos

Una pieza de armamento defensivo fabricada hace más de tres milenios durante la fase final de la Edad del Bronce ha sido identificada recientemente entre los fragmentos de un conjunto arqueológico descubierto en el sur de Moravia. Se trata de un torso de armadura de bronce datado en torno al siglo XIII a.C., un periodo que los historiadores suelen vincular con los conflictos épicos relatados por Homero, como la guerra de Troya. El hallazgo, anunciado por el Museo de la Ciudad de Brno, constituye apenas el segundo de su tipo localizado en el actual territorio de la República Checa.
El descubrimiento tuvo lugar en 2023 durante un proyecto de investigación de larga duración desarrollado por el Museo de la Ciudad de Brno en cooperación con el Museo Regional de Mikulov y asociaciones de buscadores de metales aficionados, quienes actúan como colaboradores experimentados en la prospección del patrimonio oculto bajo tierra. La localización exacta del yacimiento, por motivos de protección y seguridad, no ha sido revelada públicamente.
Fue en este contexto donde uno de los miembros más experimentados del equipo descubrió un grupo de objetos metálicos claramente intencionados en su disposición: un hacha de guerra, un arpón, una aguja y varios fragmentos de cobre. Todos ellos habían sido deliberadamente dañados antes de ser enterrados juntos, en lo que los especialistas interpretan como parte de un ritual votivo, una práctica común en la Europa prehistórica donde se ofrecían armas y objetos valiosos a las divinidades o al mundo subterráneo.
Entre los restos se encontraba también una pieza aparentemente insignificante: una lámina de metal doblada y deformada, que inicialmente no llamó la atención. No fue sino hasta las etapas posteriores del análisis, llevadas a cabo entre 2024 y 2025, que los investigadores comenzaron a sospechar de su importancia.
Gracias a la tecnología de escaneo tridimensional, fue posible “desplegar” digitalmente la lámina y examinar su superficie en detalle. Bajo el microscopio, los arqueólogos detectaron un motivo ornamental que reveló la verdadera identidad del objeto: se trataba de una parte de un pectoral, es decir, una porción del arnés torácico de una armadura.
La ornamentación identificada bajo el microscopio confirmó que se trataba de un elemento protector del cuerpo, explicó el arqueólogo Aleš Navrátil, del Museo de la Ciudad de Brno. Este hallazgo, añadió, es excepcional no sólo por su rareza —pues existen muy pocos ejemplares conservados en Europa Central— sino por lo que implica acerca de las estructuras sociales y militares de la época.
Los elementos defensivos de bronce, como esta armadura, eran en aquel tiempo el privilegio exclusivo de la élite guerrera. Su elaboración requería altos niveles de conocimiento técnico y gran cantidad de recursos, lo que las convertía en artículos de enorme valor económico y simbólico.
La mayoría de los combatientes se protegía con equipamientos hechos de materiales perecederos —cuero, madera o fibras vegetales— que rara vez se conservan en contextos arqueológicos. Por ello, el hallazgo de una armadura metálica completa o parcial permite vislumbrar, con mayor precisión que nunca, la dimensión real de la cultura bélica de finales de la Edad del Bronce en Europa Central.
La armadura morava ha sido ya documentada científicamente en colaboración con el Instituto de Arqueología y Museología de la Facultad de Filosofía de la Universidad Masaryk. Según los estudios, su datación coincide con la época en que, de acuerdo con los registros tradicionales y literarios, se habrían producido los conflictos del mundo micénico, como los descritos en la Ilíada. En efecto, esta pieza pertenece al periodo conocido como la cultura de los campos de urnas, una tradición arqueológica caracterizada por su estilo funerario, su alfarería distintiva y su estructura social fragmentaria.
Las comunidades asociadas a esta cultura no constituían una unidad étnica homogénea, sino un mosaico de grupos humanos con prácticas culturales compartidas, extendidos por buena parte de Europa Central. No existe evidencia de que guarden relación directa con los pueblos eslavos que poblaron la región siglos más tarde, aunque se ha comprobado que muchas de sus áreas de asentamiento fueron posteriormente ocupadas por estos.
El hallazgo de esta armadura se inscribe en una tendencia creciente de colaboración entre arqueólogos profesionales y ciudadanos interesados en la historia antigua, una dinámica que ha demostrado ser altamente efectiva para la localización y recuperación de bienes culturales. Así lo destacó el director del Museo de la Ciudad de Brno, Zbyněk Šolc, quien subrayó la relevancia de este modelo participativo: Este hallazgo confirma la importancia de la colaboración a largo plazo entre especialistas y público general, que resulta clave para nuestra institución. Gracias a ella, podemos descubrir y preservar artefactos valiosos que nos acercan a épocas remotas y nos ofrecen nuevas perspectivas sobre nuestro pasado.
El museo ha anunciado que trabaja ya en la preparación de una presentación pública del hallazgo, en la que se expondrá el fragmento restaurado y documentado de la armadura junto con otros objetos encontrados en la misma localización. La intención es ofrecer al público una visión tangible del mundo de los guerreros prehistóricos y de sus vínculos con los relatos míticos que han perdurado en la tradición occidental. Con esta iniciativa, el Museo de la Ciudad de Brno busca conectar las raíces históricas de Moravia con los ecos legendarios del Mediterráneo antiguo. (LBV)