EL ALTO VOLUMEN MUSICAL Y DE VOZ DE UN GIMNASIO LE IMPEDIA TELETRABAJAR
Cuantas veces lo hemos escuchado. Hay guias de gimnasio que parecen sordos o camioneros gritando, pero en realidad «suponen infantilmente que estimulan» a los foráneos a sumarse a la actividad o a las clases que dictan. Y a veces son muy desubicados en cuanto a horarios. Se pierde el respeto al otro en todos los órdenes.-
El juzgado de Paz dictó medidas de convivencia ante el conflicto entre la propietaria de un gimnasio de Cipolletti y una familia que reside en las inmediaciones y terminó con la situación. La instructora denunció que era hostigada por un vecino, quién le recriminaba por el elevado volumen de la música en su local. El acusado sostuvo que su esposa no podía realizar trabajo virtual ni sus hijos estudiar.
Ante esta situación, el juzgado de Paz conminó al hombre denunciado a respetar las reglas de convivencia y a no hostigar a la profesora, bajo apercibimiento de multa o trabajo comunitario. A ésta, a bajar el volumen y respetar los horarios de descanso. Se valoró que el gimnasio tenía habilitación municipal para funcionar en ese sitio y que la familia se mudó al predio aún conociendo la existencia de ese espacio de recreación pero mandó revisar los volúmenes.
Desde la pandemia crecieron los conflictos vecinales y las contravenciones.
Durante un tiempo las denuncias que llegaban a los juzgados de Paz se originaban por controversias en relación a la sombra que daban los árboles en la vereda, al crecimiento de raíces y al estacionamiento en lugares prohibidos, frente a garajes por ejemplo.
En la primavera y verano se canalizan reclamos por plantas y especies con determinados frutos que ensucian las piscinas o los espacios públicos. Pero con la pandemia y las medidas de cuarentena el conflicto mutó a lo que sucede en espacios cerrados y, sobre todo, a los ruidos molestos.
En el caso particular, la instructora de gimnasia denunció que su vecino la insultaba y que le golpeaba la pared. Probó que su comercio tenía habilitación municipal y que la música respetaba los horarios de descanso. En su defensa, el hombre sostuvo que sus vidrios registraban vibraciones por el elevado volumen y que su esposa no podía teletrabajar ni sus hijos estudiar.
Se advirtió, desde el juzgado de Paz de Cipolletti, que las situaciones de disenso por ruidos molestos ingresan bajo la modalidad de asuntos vecinales o por contravenciones. Muchas veces, los propios involucrados llaman a la policía a raíz de discusiones o desencuentros con sus vecinos.
En esos casos, el Código Contravencional de Rio Negro prevé sanciones (trabajo comunitario o multas) para quienes intimidan u hostigan de modo amenazante, de manera personal, virtual o a través de cualquier medio, o maltrata físicamente a otro, siempre que el hecho no constituya delito.
La competencia en materia de conflictos vecinales está fijada en la Constitución de la provincia de Río Negro en el artículo 214. Los 49 Juzgados de Paz distribuidos en las cuatro circunscripciones canalizan también acciones de menor cuantía, contravenciones, notificaciones, certificaciones, autorizaciones, juicios ejecutivos, ejecuciones fiscales, beneficio de litigar sin gastos, probation, audiencias y cartas poder, entre otras.
En Cipolletti, en la actualidad, hay cerca de treinta expedientes por asuntos o conflictos vecinales. El juzgado de Paz intenta resolver los problemas a través de la mediación. Ello implica arribar a una solución que deje conforme a las dos partes. Pero en ocasiones los involucrados demandan la reparación de los daños: arreglos de humedad, veredas y hasta la sustitución de una cámara de seguridad.