LA TRAMPA DETRÁS DEL AGUA DE LLUVIA «NO POTABLE»
Oficialmente, el agua de lluvia ya no puede beberse en ninguna parte del mundo. Aunque, lejos de lo que pueda parecer por algunos titulares o informaciones, no es que esta haya sufrido un aumento en sus valores contaminantes o, de repente, hayan detectado un nuevo agente. Hay cierta ‘trampa’.
Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la ETH Zúrich (Suiza), publicado en la revista ‘Environmental Science & Tecnology’, es el origen de todo. La investigación, en líneas generales, concluye que, en efecto, el agua de lluvia «se consideraría insegura en todas partes». ¿El motivo? Un cambio de criterio.
El agua de lluvia, desde hace varias décadas, contiene un tipo de sustancias llamadas PFAS: sustancias per- y polifluoroalquiladas -en general, que tengan grandes cantidades de flúor- que se propagan a través de la atmósfera. Estas son muy nocivas para la salud: pueden provocar cáncer, infertilidad, problemas de aprendizaje, etc.
El valor «seguro» estaba establecido en 70 ppt (partes por trillón) desde 2016. A partir de esa presencia, el agua se consideraba nociva.
En junio de este año, 2022, los reguladores de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) establecieron un nuevo criterio: de los 70 anteriores bajaron el nivel de seguridad hasta el 0,004 ppt en el caso de los PFOA y 0,02 ppt en el de los PFOS. Es decir, y tal y como recoge el informe, esto supone bajar el nivel de seguridad hasta «37,5 millones de veces».
«Según las nuevas pautas de EE.UU. para PFOA en el agua potable, el agua de lluvia no sería segura en ninguna parte del mundo. Aunque en el mundo industrial no solemos beber agua de lluvia, muchas personas en todo el mundo esperan que esta sea segura y se suministre«, explica uno de los investigadores.
El informe, y es por lo que se establece esto, trata de explicar que se debería mantener un «nivel global» de este tipo de agentes contaminantes. Por ejemplo, en España se establece un consumo de PFOA semanal de 6 ng/Kg de peso corporal a la semana y en Europa el estándar establecido para el agua doméstica es de 0.00065 µg/L. Es decir, 650 ppt.
«Así que ahora, debido a la propagación mundial de los PFA, los medios ambientales de todas partes superarán las directrices de calidad ambiental diseñadas para proteger la salud humana y podremos hacer muy poco para reducir la contaminación por PFA», explica el profesor Martin Scheringer, uno de los autores del informe. «En otras palabras, tiene sentido definir un límite planetario específico para los PFAS y, como concluimos en el documento, este límite ya se ha superado. (Abc ciencia)