SATÁNICO III. LA INDUSTRIA TEXTIL AGONIZA, AUMENTAN IMPORTACIONES Y AUMENTA EL DESEMPLEO

En solo cinco meses, las importaciones de ropa aumentaron un 150% y ya superan las cifras de todo 2024, mientras eldesamparado sector textil nacional denuncia pérdida de empleos, cierres de fábricas y competencia desleal por parte de plataformas extranjeras como Shein y Temu.
En los primeros cinco meses de 2025 se importaron 12 millones de kilos de ropa, lo que equivale a unas 60 millones de prendas, según datos oficiales. Esta cifra no contempla las compras personales al exterior ni las realizadas a través de plataformas de comercio electrónico, pero representa un crecimiento del 150% respecto al mismo período del año anterior.
El impacto en la industria textil nacional es directo: desde el inicio del mandato de Javier Milei, el sector ya perdió más de 10.000 puestos de trabajo. La llegada masiva de ropa terminada está generando una fuerte presión sobre las fábricas locales, que no logran competir en precio ni en volumen.
El ingreso sin control de productos de gigantes como Shein y Temu agrava la situación. Estas plataformas operan mediante envíos por courier, lo que les permite evitar controles aduaneros e impositivos. Además, ofrecen precios muy por debajo del mercado local.
Luciano Galfione, presidente de la Fundación ProTejer, advirtió: “No hay manera de medir el impacto de tiendas internacionales como Shein porque ingresan vía courier y con una política de comercialización muy agresiva. Aprovechan que el Gobierno sacó todos los controles a las importaciones y se puede comprar hasta 400 dólares sin pagar impuestos”.
Fábricas operando al 40% y riesgo de quiebras
Según Galfione, la industria nacional enfrenta una situación crítica. “Hasta ahora, desde que asumió Milei perdimos 10.000 puestos de trabajo, pero el crecimiento será exponencial. Si seguimos así, habrá quiebras y una gran pérdida de puestos de trabajo”, aseguró.
El titular de ProTejer explicó que muchas fábricas están trabajando apenas al 40% de su capacidad, lo que ha generado cierres temporales, suspensiones y despidos. A esto se suma la falta de certezas sobre el rumbo económico para el sector.
En relación a los intentos de diálogo con las autoridades nacionales, Galfione indicó que hubo acercamientos, pero sin resultados. “Nos dicen que la desregulación comercial es una decisión tomada para beneficiar al consumidor”, afirmó.
Sin embargo, desde la fundación sostienen que esa visión no contempla el impacto social de las medidas. Las Pymes textiles, que representan el 95% del sector, necesitan un marco que incentive la producción local y el empleo.
Competencia desleal y falta de controles
Uno de los principales reclamos del sector tiene que ver con la desigualdad de condiciones frente a los productos importados. Según Galfione, las prendas que ingresan al país no están sujetas a regulaciones laborales ni ambientales, lo que representa una competencia desleal.
También alertó sobre los riesgos para los consumidores: “La falta de controles sobre la producción y la calidad de estas prendas representa un riesgo para los consumidores, ya que las prendas pueden estar fabricadas con materiales contaminantes o químicos peligrosos para la salud”.
Frente a este panorama, las empresas nacionales no sólo pierden competitividad, sino que también ven amenazada su continuidad. Galfione destacó que detrás de cada fábrica hay trabajadores y familias que dependen de esa actividad para subsistir pero parece no importar.
“La política económica no está tomando en cuenta las consecuencias humanas. Es fácil decir desde un escritorio que hay que echar gente, pero nosotros conocemos a nuestros empleados, sus historias…”, señaló.
Las cifras oficiales muestran que en los primeros cinco meses de 2025 se importaron 12.000 toneladas de ropa, superando ampliamente las 4.800 toneladas que se registraron durante todo el 2024.
Con una industria nacional debilitada, sin medidas de protección ni incentivos para la producción, la tendencia parece continuar. Mientras tanto, crecen las preocupaciones en el sector por el futuro del trabajo y la producción textil en Argentina.
“La importación de ropa continúa creciendo sin freno”, concluyó Galfione, y advirtió que, si no se revierten estas políticas, el colapso de la industria textil será inevitable.