HOMENAJE A LOS CAMARISTAS QUE CONDENARON HACE 40 AÑOS A LAS JUNTAS MILITARES

Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti homenajearon este martes a los camaristas que dictaron sentencia en el juicio a las Juntas Militares el 9 de diciembre de 1985, ante la acordada de los magistrados de la Cámara Federal, integrada por Mariano Llorens, Eduardo Farah, Roberto Boico, Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun.
«Aún en las situaciones más adversas, hay que hacer lo que hay que hacer siempre y eso significa que hay que hacer lo correcto», dijo el presidente de la Corte Suprema después de consignar los desafíos para la «Justicia transicional» en la Argentina de la posdictadura.
Rosatti consignó que la conducta de los seis jueces que fallaron contra los uniformados hace 40 años dieron «una lección». Y en modo Gustavo Ceratti, concluyó: «por haber combatido el mal absoluto, gracias eternas».
Fuentes judiciales comentaron que los cortesanos mandaron a pintar las columnas y la fachada de los balcones que dan al Salón de los Pasos Perdidos en el Palacio de Tribunales, para agasajar a León Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráos y Guillermo Ledesma, además de hacer lo mismo en memoria de Jorge Torlasco y Andrés D’Alessio.
La ceremonia se extendió por más de 90 minutos y reunió a jueces de la Cámara de Casación Penal, camaristas federales de primera instancia, abogados, académicos y periodistas. En la primera fila se los podía ver a Mariano Borinsky, a quien le adjudican chances de coronar como candidato a la Procuración General, Daniel Petrone y Gustavo Hornos, pero también tenían reservada su silla el ex juez Juan Carlos Maqueda y Carlos Beraldi, representante legal de Cristina Kirchner. «Hoy tenemos un día de paz pero mañana volvemos a la trinchera», le dijo a LPO el abogado, en referencia a sus cuestionamientos al Poder Judicial por las causas que involucran a la expresidenta.
En representación de los camaristas que promovieron la iniciativa, tomó la palabra Llorens, que atribuyó a los jueces premiados «valentía, equilibrio y responsabilidad para juzgar los hechos de la dictadura».
«El fallo es un hito en la historia institucional del país: seis hombres se mantuvieron inalterables de cara a los acusados, las víctimas y una sociedad entera», expresó y agregó: «la coyuntura nos coloca en soledad frente a situaciones que están más allá del conocimiento jurídico».
A su turno, Lorenzetti dijo que el sexteto había «elevado el prestigio de la institución». «No solo firmaron una sentencia sino que también produjeron un texto que forma parte de la memoria de los argentinos», planteó.
Según el magistrado de Rafaela, «la política de memoria, justicia, perseverancia y lucha contra el terrorismo de estado, defensa de la democracia e investigación de los crímenes de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos».
Por su lado, Rosenkrantz consideró que los jueces dieron, hace 40 años, «una respuesta jurídicamente impecable a crímenes atroces en un proceso que respetó todas las garantías que la constitución consagra». También reivindicó la figura del por entonces presidente Raúl Alfonsín, que consideraba que «la democracia argentina no podía edificarse sin un proceso legal que identificara quiénes se habían desempeñado al margen de la legalidad».
«Desafiando a los que pregonaban la impotencia del Derecho, condenaron a los culpables y absolvieron a los inocentes, tuvieron el coraje requerido para honrar el ethos de su profesión en nuestra sociedad, todavía maniquea, que muchas veces se pierde la capacidad para distinguir lo que es debido de lo que nos gusta», argumentó.
Por Torlasco y D’Alessio subieron al estrado sus hijos para recibir la placa de reconocimiento, mientras que el resto de los camaristas pudieron manifestarse ante el auditorio. Valerga Aráoz recordó que «en la sentencia se puede advertir la necesidad que había en ese momento de dar respuesta a la comunidad internacional y nacional y eso se expresa, en una primera parte tomada del informe de la Conadep, en que se había determinado la existencia de 9 mil desaparecidos y 340 centros clandestinos de detención y se acompañó el expediente con todos los reclamos de 54 países que requirieron información de sus ciudadanos».
Luego, Ledesma evocó sus días, cuando tenía 18 años y lo nombraron «auxiliar de séptima». «Para mí, ir a un juzgado a las 11:30 de la mañana y salir a las 18 era una fiesta», resumió.
Gil Lavedra subrayó que el «mérito» de la cámara fue «haber actuado como jueces, con imparcialidad, respetando a rajatabla el debido proceso». «Nadie puede discutir hoy que los hechos no fueron como se narraron en aquella sentencia», dijo.
Finalmente, Arslanián sostuvo que el reconocimiento «trasciende» a los camaristas de aquella sentencia. «Sin los estímulos, sin el aporte, sin la ayuda y sin la condición identitaria, nuestro sentido de pertenencia a una institución prestigiosa como el Poder Judicial, no hubiéramos podido llevar adelante una tarea tan compleja, que fue un trabajo coral, no fue una obra de seis», explicó.
Al cierre del acto, Rosatti resaltó que el tránsito de la Justicia después de las dictaduras en Argentina había sido de una «amnesia autoinfligida que generaba impunidad» pero eso cambió «por impulso de Alfonsín». «Los jueces, los fiscales y el personal de los tribunales que hoy homenajeamos demuestran que no fue impunidad ni venganza, sino un juicio justo», concluyó.









