DOCUMENTARON POR PRIMERA VEZ CUIDADOS MATERNOS EN PLANTAS

La concepción biológica de la vida vegetal, durante siglos relegada a un segundo plano frente al dinamismo animal, ha sufrido una transformación radical con una investigación que demuestra, MEDIANTE EVIDENCIA CIENTÍFICA RIGUROSA, LA EXISTENCIA DE CUIDADO MATERNAL EN PLANTAS.-
Este hallazgo, procedente del equipo del Dr. Vineet Soni en la Universidad Mohanlal Sukhadia, desdibuja una de las fronteras más arraigadas entre reinos, aquella que reservaba la noción de crianza y protección parental exclusivamente para los animales.-
La investigación, publicada en el servidor de preimpresión bioRxiv, se centró en el estudio fisiológico y bioquímico de la común planta de interior Chlorophytum comosum, conocida como cinta, malamadre o lazo de amor. Esta especie produce plántulas hijas que permanecen unidas a la planta madre mediante delgados tallos rastreros denominados estolones.
El equipo, compuesto por el Dr. Soni, la investigadora postdoctoral Dra. Upma Bhatt y el doctorando Yashwant Sompura, sometió a la planta a un escrutinio metódico a lo largo de cuatro etapas críticas del desarrollo de sus vástagos: desde la fase juvenil inicial hasta la etapa final de completa fotoautotrofía, donde la hija es autosuficiente.
Los análisis revelaron que el estolón opera con una funcionalidad análoga a la de un órgano placentario. Actúa como un cordón umbilical biológico, un conducto vital especializado para la transferencia activa y regulada de agua y nutrientes esenciales desde los tejidos maternos hacia la plántula en desarrollo. Esta conexión no es un mero apéndice estructural; constituye un sistema de soporte vital cuya integridad determina la supervivencia de la descendencia.
La corroboración experimental de este mecanismo llegó mediante un procedimiento de severamiento controlado del estolón. Cuando la separación se indujo en la etapa juvenil temprana, la tasa de supervivencia de las plántulas hijas fue del cero por ciento. Este porcentaje aumentó de forma progresiva y mensurable conforme las hijas avanzaban en su desarrollo, alcanzando el cien por cien de supervivencia únicamente cuando la separación se realizaba en la etapa de total independencia.
Esta curva de supervivencia dependiente de la madurez reproduce con notable precisión los patrones observados en mamíferos placentarios, donde una separación prematura del suministro materno conduce a resultados invariablemente fatales.
El descubrimiento, sin embargo, trasciende el modelo mecánico de nutrición por conexión física. El comportamiento de la planta madre exhibe una dimensión de evaluación y respuesta contingente que refuerza la analogía con el cuidado parental animal. El estudio documenta que, una vez la hija alcanza su independencia fisiológica, la planta madre inicia un proceso programado de degradación del estolón, consumando la separación. No obstante, los investigadores identificaron una excepción crucial a este protocolo.
Cuando las plántulas hijas se enfrentan a condiciones de estrés ambiental, como episodios de sequía, o cuando su sistema radical no se desarrolla con normalidad, la planta madre suspende indefinidamente el proceso de degradación. En estas circunstancias adversas, mantiene activo el estolón y continúa subsidiando con recursos a su descendencia, incluso cuando esta provisión supone un coste energético tangible para su propio crecimiento y desarrollo. Esta modulación conductual, basada en el estado de la descendencia, implica un nivel de comunicación interorganísmica y una toma de decisión biológica previamente insospechada en vegetales.
El Dr. Soni contextualizó el alcance del hallazgo en una declaración, subrayando que, a pesar de los avances científicos del siglo XXI, la complejidad de las plantas sigue estando parcialmente desentrañada. Las plantas sustentan la vida en la Tierra produciendo alimento y oxígeno para todos los animales. Esto nos llevó a una pregunta fundamental: ¿cuidan también las plantas de sus propias hijas de manera similar? Esta pregunta se convirtió en la fuerza motriz de la presente investigación. A través de este trabajo, finalmente descubrimos que las plantas sí exhiben cuidado maternal.
El investigador añadió que la estrategia observada en la cinta de amor es conceptualmente análoga al cuidado de la cría en animales superiores, como los primates, donde el apoyo parental puede extenderse más allá de la independencia inicial para mejorar la supervivencia ante situaciones de estrés.
La variabilidad en las estrategias maternales, un fenómeno bien establecido en el reino animal, sugiere ahora un campo de investigación paralelo y vasto en botánica. El estudio inaugura, por tanto, una nueva dimensión en las ciencias biológicas, obligando a una reevaluación de los mecanismos de comunicación fisiológica y molecular que subyacen a las interacciones sociales y de parentesco dentro del reino vegetal.
Este trabajo se inscribe en una línea de descubrimientos que han ido erosionando la visión estática de las plantas, desde las observaciones de respuesta a estímulos de Jagadish Chandra Bose hasta la reciente documentación de emisiones sónicas bajo estrés.
La demostración de un cuidado parental activo y condicionado por el entorno en la Chlorophytum comosum no es una mera curiosidad biológica; representa un punto de inflexión epistemológico que obliga a expandir el vocabulario de la ecología del comportamiento y la biología evolutiva para incluir, de lleno, a las formas de vida que anclan los ecosistemas terrestres. (LBV)









