DESCUBREN ANTIGUA CIVILIZACIÓN PERDIDA
En el norte de Perú, en el valle de Nepeña, arqueólogos han descubierto una serie de murales de hombres con dos caras. Con una antigüedad estimada de 1.400 años, quinientos más antigua que la Inca, estos murales impresionan por su «minuciosidad», explicaron los expertos.
Una de las imágenes representa a un hombre que sostiene un abanico de plumas y una copa de la que beben cuatro colibríes. Mientras que en la otra, un hombre sostiene un abanico de plumas, así como un objeto desconocido que ahora está parcialmente oculto. Los arqueólogos aseguran que este descubrimiento es «único».-
«Estas imágenes nunca se habían visto en el arte moche ni en ninguna otra tradición prehispánica de la región andina», explicó Jessica Ortiz Zevallos, directora peruana del Proyecto de Investigación Arqueológica.
Los arqueólogos han descubierto al menos el 10 por ciento de las pinturas del yacimiento. Además, los expertos creen que el pueblo moche, que vivió en la costa norte de Perú y precedió en varios siglos al Imperio Inca, construyó el yacimiento entre los años 550 y 800 de nuestra era.
«Pañamarca fue un lugar de notable innovación y creatividad artística, con pintores que elaboraban su conocimiento de los cánones artísticos de forma creativa y significativa a medida que el pueblo de Nepeña establecía su posición en el lejano sur del mundo moche», dijo Lisa Trever arqueóloga e historiadora del arte de la Universidad de Columbia en un comunicado del equipo.
«Nuestro proyecto tiene el potencial de inaugurar un nuevo periodo de comprensión y apreciación del arte moche, incluso por parte de artistas contemporáneos que utilicen estas obras ancestrales como inspiración en su propia práctica», agregó.-
Los murales fueron hallados en un pilar del interior de una sala ceremonial. Los expertos no saben qué representan los hombres de dos caras, pero se barajan algunas teorías: «Podrían ser deidades, aunque esta posibilidad es menos probable, ya que el arte moche representa con mayor frecuencia deidades con características no humanas como colmillos o alas», dijo Trever y aseguró que «los artistas pueden haber estado experimentando cómo mostrar el movimiento y dos momentos narrativos a la vez».