EDUCACIÓN RURAL. «OPORTUNIDAD Y PERSPECTIVA»

Nota de opinion de Roberto Fermín Bertossi (*): El 6 de agosto se celebra el Día de la Enseñanza Agropecuaria en Argentina, conmemorando el inicio de las clases en el Instituto Agronómico-Veterinario de la provincia de Buenos Aires en 1883´
Según los datos demográficos correspondientes al último censo nacional de 2022´, la superpoblación -incrementalmente concentrada en cuatro áreas metropolitanas del país como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza-, exhibe toda su desfigurada pauperización traducida en hacinamientos físicos y mentales, desintegración familiar, catálogos de promiscuidad, indignidad, disfuncionalidad, insatisfacción e inseguridad; demostrando el rotundo fracaso de las políticas publicas en los términos y exigencias constitucionales de “proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones…”, (Articulo 75, inc. 19 de nuestra Constitución Nacional)
Con tal perspectiva -no sólo demográfica sino ecológica, sin espurias especulaciones vg., clientelares electoralistas ni nada similar-, la determinación política, educativa y presupuestaria para un franco re-impulso, abundante, generoso pero perspicaz de una palpable Educación Rural (E.R.) de excelencia; concierne a una alta e imprescindible política nacional -consensuada y federal-; toda una oportunidad para el futuro mismo de la Nación, de su integración, cohesión y equitativo desarrollo humano territorial, de sus recursos naturales y más; concretamente de su efectiva soberanía nacional para no tener que llegar a la instancia de encontrar otra manera de recuperarla como actualmente con el devastado, saqueado y aún así, todavía riquísimo patrimonio ictícola.
Claramente dicha E.R. implica la adaptación y actualización -permanente e inmediata- de sus contenidos y metodologías a las particularidades de las zonas rurales; la creación o rehubicación de modernos establecimientos educativos rurales que respondan a las viejas y nuevas necesidades específicas de cada comunidad, incluyendo aspectos como la producción agropecuaria, asimilaciones técnicas y el cuidado del ambiente en pos y en pro de una formación educativa rural integral, abordando no solo los aspectos técnicos, sino también los valores éticos, democráticos y la identidad nacional, en tanto aspectos relevantes para el desarrollo de una noble y cabal educación agropecuaria, productiva y ricamente diversificada.
Una buena experiencia para imitar y replicar al respecto, la encontraremos en el histórico rol performativo salesiano en materia y modalidad de educación rural, con sus 8 escuelas, centros e Institutos Agrotécnicos en Buenos Aires (3), en Córdoba (2), Mendoza (1), Tierra del Fuego y Misiones (1); tal el caso del Instituto agrotécnico «Nuestra Señora del Rosario» (año 1903) radicado en Colonia Vignaud del departamento San Justo en la provincia de Córdoba; establecimiento con un claro objetivo educativo y excelencia pedagógica para la formación integral de jóvenes, (no solamente aquellos de su contorno rural sino de tantos otros provenientes de diversas provincias especialmente del centro/norte del país), a través de una reconocida y prestigiosa educación productiva abarcativa, teórica y práctica; fomentando, promoviendo y facilitando a lo largo del tiempo, el arraigo inicial de la población campesina de familias mayoritariamente inmigrantes en el entonces inhóspito ámbito rural, naturalmente carente de toda infraestructura y logística como de básicos bienes y servicios.
A casi un siglo y medio, puede constatarse que los logros de la educación rural fueron múltiples y diversos, acompañando y enriqueciendo edificante, estratégica y tecnológicamente, no solamente un pujante devenir agrícola argentino sino un sello distintivo característico y prestigioso en el futuro de sus egresados a nivel familiar, vecinal, ciudadano y emprendedor, con sus aportes de valor y valores, tangibles e intangibles.
Precisamente, en el capitulo X, artículo 49 de la Ley de Educación Nacional 26.206, se reconoció institucionalmente a la formación y capacitación rural, como una de las modalidades educativas destacables (¡y necesarias!)
La Ley de Educación Nacional N° 26.206 establece la modalidad de Educación Rural, la cual se enfoca en garantizar la escolarización obligatoria en zonas rurales a través de adaptaciones a las necesidades de la población. Esta modalidad incluye tanto a la población rural agrupada (menos de 2.000 habitantes) como a la rural dispersa (en campo abierto). La ley, en su conjunto, buscó -todavía infructuosamente- asegurar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades, reconociendo la diversidad cultural y social del país.
Básicamente, son aspectos clave de la Ley 26.206 relacionados con la Educación Agropecuaria: a) Garantizar el acceso a los saberes postulados para el conjunto del sistema a través de propuestas pedagógicas flexibles que fortalezcan el vínculo con las identidades culturales y las actividades productivas locales. b) Promover diseños institucionales que permitan a los/as alumnos/as mantener los vínculos con su núcleo familiar y su medio local de pertenencia, durante el proceso educativo, garantizando la necesaria coordinación y articulación del sistema dentro de cada provincia y entre las diferentes jurisdicciones. c) Permitir modelos de organización escolar adecuados a cada contexto, tales como agrupamientos de instituciones, salas plurigrados y grupos multiedad, instituciones que abarquen varios niveles en una misma unidad educativa, escuelas de alternancia, escuelas itinerantes u otras, que garanticen el cumplimiento de la obligatoriedad escolar y la continuidad de los estudios en los diferentes ciclos, niveles y modalidades del sistema educativo, atendiendo asimismo las necesidades educativas de la población rural migrante (e inmigrante). d) Promover la igualdad de oportunidades y posibilidades asegurando la equidad de género.
En resumen, la Ley de Educación Nacional N° 26.206 sienta las bases para una educación rural que reconoce las particularidades de las zonas agropecuarias, promoviendo la formación integral de los estudiantes y su compromiso con el desarrollo sustentable de las comunidades rurales.
Ojala que inspirados en la entrega ejemplar de Ángela Peralta Pino (nuestra primera maestra rural argentina (1940´) quién revolucionó la educación rural con su «Escuela Rodante»), de Juana Manso, pionera del feminismo y defensora de la educación, Rosario Vera Peñaloza, destacada por su labor en la formación docente; ojalá entonces sepamos visibilizar y multiplicar figuras como Silvia Michelli que fundara asociaciones para apoyar a los maestros rurales y promover su capacitación; pero ahora nosotros también con fundaciones, cooperadoras y cooperativas escolares (Ley 1.420), dado un pretendido desmantelamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, (INTA), mancomunando lo publico con lo privado podamos finalmente alcanzar los mejores logros de la Educación Rural en toda la analfabeta geografía nacional, siempre activos y adelante para un ecuánime progreso equilibrado propio de un vivible y combinado bienestar general.
(*) Roberto Fermín Bertossi – Experto Coneau, Cooperativismo