LA RENUNCIA DE GARCÍA MANSILLA A LA CORTE SUPREMA

Había entrado por la ventana e ilegalmente, le dio vergüenza, tuvo dignidad y Manuel García Mansilla renunció de forma indeclinable a la Corte Suprema pese al intento del Gobierno de retenerlo luego de la paliza que recibió en el Senado el jueves pasado. En una carta de siete páginas, García Mansilla fundamentó su decisión en «la convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente».
El ahora exintegrante del tribunal advirtió sobre la «falsa creencia de que la Corte Suprema puede funcionar con solo tres jueces», lo cual calificó como un «espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor que el que ya ha causado la demora en integrar el Tribunal».
El gobierno presionó a García Mansilla para que no renunciara a la Corte pese a la derrota en el Senado. El movimiento impulsado por Santiago Caputo buscaba desconocer la inconstitucionalidad de la permanencia del abogado, aferrándose al decreto de Javier Milei que lo ubicaba en uno de los sillones del Máximo Tribunal hasta noviembre.