LAS MOMIAS QUE CONSERVAMOS SON LAS QUE NO NOS HEMOS COMIDO
En la Edad Media eran un snack «milagroso». En Europa, durante 500 años, se usaron momias como medio de sanación. ¿Estamos ante el caso de canibalismo más destacado de la historia?
Las momias guardan aún importantes secretos que no han sido develados todavía, pero lo cierto es que las investigaciones que han ido realizándose han servido para determinar aspectos importantes como el ritual que se hacía para enterrar un cuerpo y, por supuesto, qué ceremonias religiosas había detrás del proceso. Aun así, lo cierto es que hay todavía mucho más allá, ya que acaba de ser descubierto que eran un auténtico manjar para la medicina tradicional. Sí, durante 500 años, en la Edad Media y un poco después, se recetaba comer partes de las momias como alternativa a los medicamentos existentes por aquel entonces.
Se trataba de una medicación que era comercializada en boticarios y cuyo nombre era mumia. Esta opción tenía sentido en una época en la que lo espiritual estaba por encima de la ciencia. Se creía que ingerir este tipo de productos podría sanar más que cualquier otro alivio respaldado por la evidencia. Se ingería y tenía un sabor horrible según las fuentes analizadas. Aun así, estuvo vigente como propuesta de sanación en algunas áreas hasta los primeros años del siglo XIX. Su origen se desconoce, pero se ha sabido que es un producto que realmente existió.
Veamos, por tanto, cuáles eran las características principales de la mumia, por qué se trata de una alternativa diferencial en la Edad Media y, por supuesto, hasta qué punto nos encontramos ante un producto que revolucionó la forma de entender la medicina. ¿Podría llamársele a estas soluciones canibalismo? En cierto modo, los recetados no hacían más que cumplir órdenes, pero estaban comiendo restos humanos.
Mumia, el medicamente hecho a raíz de restos de momias egipcias
Desde el descubrimiento de las primeras momias en Egipto, se produjo una fiebre alrededor de todos los misterios que parecía haber detrás. Esto llevó a que, un día determinado, se comenzaron a utilizar los restos para crear medicamentos de todo tipo. Esta cultura caló en Europa, un continente que se había sentido fascinado por lo ocurrido miles de años atrás en Egipto. Cabe destacar, además, de que era una costumbre generalizada, ya que había opciones disponibles, tanto para los ricos como para los pobres.
Este tipo de soluciones convenció, incluso, al rey Carlos II de Inglaterra, el cual tomó medicamentos elaborados con cráneos humanos después de sufrir un episodio de convulsiones. Se ha sabido que hasta el año 1909, algunos médicos médicos solían usar cráneos humanos para tratar afecciones neurológicas. Se trata, sin duda alguna, de la práctica de una actividad no contrastada que demuestra hasta qué punto no había evidencia empírica detrás de una gran cantidad de productos.
Aun así, había médicos y especialistas que no creían en el uso de estas alternativas. De hecho, se han encontrado estudios que negaban las propiedades de esta especie de medicamentos. De hecho, en ocasiones se utilizaron cadáveres de personas europeas para la fabricación de los mismos. Esto evidencia de que las aparentes propiedades de la medicación respecto a las momias egipcias era una completa farsa. Ni curaban los cuerpos europeos ni los mitificados egipcios. Pese a ello, las creencias se impusieron durante un total de 5 siglos.
Tras la pérdida de esta innecesaria costumbre, lo cierto es que las momias han seguido incrementando su valor de cotización. Es importante tener en cuenta que hay un mercado negro de antigüedades en el que este tipo de restos humanos tienen un precio en una clara tendencia ascendente. Se cree, de acuerdo con el portal Live Science, que estamos ante un mercado tasado en unos 3.000 millones de dólares. Se nota, sin duda alguna, que el número de momias cayó debido a este extraño uso y especie de canibalización de sus cuerpos. (urbantecno)
Pero no es ésta la única barbaridad cometida con restos momificados. Cuando se desarrolló el ferrocarril fueron muchos los países, encabezados por egipto, donde se utilizaban momias para encender las calderas de las máquinas a vapor.-