MOVER EL MONUMENTO DE JULIO A. ROCA: UNA OFENSA A LA HISTORIA, UNA OFENSA A LA LEY
Nos genera sentimientos de bronca y desazón el anunció de quitar el Monumento a Julio A. Roca de la plaza Expedicionarios del Desierto en el Centro Cívico. No sólo por lo que significó Roca para el futuro y presente de nuestra nación.
Su más grande empresa a favor de todos nosotros es sin duda el plan de consolidación del territorio nacional, que garantizó que la región patagónica sea territorio argentino. Sus dos gobiernos permitieron además que se promulgara la ley 1420, que garantizó la educación obligatoria, gratuita y laica transformándonos en el país con mayor alfabetización de América Latina.
Extendió la infraestructura de ferrocarriles y consolido la expansión de la producción nacional. En otras palabras, transformó territorio desértico en una potencia mundial. Cuestionar a un presidente como Julio A. Roca es básicamente atentar contra la identidad de una nación y degradar la obra que significó el despegue definitivo de esta.
No hay lugar para que Julio Argentino Roca, sea considerado un genocida. No hay lugar para que los revisionistas de la historia pretendan hacernos creer que se trató de un genocidio. Fue una guerra en la que una nación logró consolidar el territorio que era asediado de forma permanente por Chile y sus aliados mapuches que asediaron y masacraron a nuestros pueblos originarios.
Es tal la importancia del Centro Cívico y tan importante el rol de Julio Argentino Roca que los hermanos Bustillo decidieron rendirle homenaje colocando en la plaza un monumento en su honor.
Más allá de que Ernesto Estrada haya hecho el diseño original de la plaza, fueron Exequiel y Alejandro Bustillo quienes tenían a su cargo la dirección de todo el proyecto y así se consolidó con su culminación en 1934.
Era tal la importancia de este lugar que en 1987 la Resolución N° 1250/1987 lo declara Monumento Histórico Nacional. Consolidado por la Ley N°12.655 que obligó a la protección, inalteración y cuidado de los monumentos nacionales.
Es por ello, que la gravedad del anunció municipal no es sólo una ofensa a la historia argentina; como ya sostuvimos no hay siquiera argumento político que pueda sostener tal aberración. La verdadera gravedad está en cómo la ley en la argentina se ha transformado en manos del populismo en letra muerta.
No hay en nuestro ordenamiento justificación que permita semejante aberración al patrimonio nacional. Nadie, ni siquiera el mejor de los funcionarios públicos puede estar por encima de la ley.
Cuando un funcionario decide pasar por encima de la ley, no solo pisotea la historia, sino que comete un atropello a la ley.
Sólo esperamos, esta vez, que la justicia haga su trabajo e impida que maten la ley a pisotones. No sólo por la memoria de Julio Argentino Roca, sino porque es una lección para el presente y el futuro de la nación. Nadie, nunca, debe estar por encima de la ley.
Nicolás Suárez Colman – Abog. Administrativista – Presidente Republicanos Unidos Río Negro