PEQUEÑOS SARCÓFAGOS SORPRENDEN A LOS CIENTÍFICOS
En la segunda mitad del siglo XIX, el Museo Británico se traía a Europa seis sarcófagos encontrados en las ruinas de las antiguas civilizaciones egipcias, pero no eran féretros normales. En contrapunto con el sarcófago de tamaño humano al que estamos más acostumbrados, estas eran réplicas en miniatura, con figuras talladas en el exterior que representaban diferentes animales, a veces con rasgos de anatomía humana.
La ciencia lleva años utilizando técnicas de rayos X para intentar desvelar lo que contienen sin abrirlos y destruirlos, pero nunca han tenido éxito. Por suerte lo han conseguido recientemente, pero han tenido que cambiar de método.
Un grupo de científicos, liderado por Daniel O’Flynn (Departamento de Investigación Científica del Museo Británico), utilizaron la técnica de la tomografía con neutrones para hacer un análisis de los sarcófagos, y por primera vez en décadas obtuvieron resultados realmente reveladores.
Publicaron la investigación en la revista científica Scientific Reports, donde explican al detalle las técnicas y métodos empleados para «abrir» virtualmente los sarcófagos. Estas piezas tienen una antigüedad de más de 2.500 años, y hasta ahora nadie había podido ver qué escondían en su interior.
Los lagartos, como tantos otros animales, eran sagrados en el Antiguo Egipto y dentro del sarcófago encontraron los restos de diferentes tipos de lagartos africanos, del género de Mesalina. Son lagartos de arena de desierto, muy comunes en esas zonas de África y también presenten en el imaginario y costumbres del Antiguo Egipto. Las lagartijas y pequeños reptiles se asociaban habitualmente con Atum, una deidad creadora.
Pero esto no es lo realmente sorprendente. Como ya hemos mencionado, en el exterior de los sarcófagos todavía se conservaban grabados y relieves que representaban animales, por lo que encontrarse restos de este tipo era algo que los investigadores se esperaban en cierta manera. Sin embargo, en la base del sarcófago detectaron un material más inusual: el plomo.
Históricamente hemos descubierto plomo en algunas tumbas de faraones, y la ciencia cree que se trata de un material que las civilizaciones egipcias asociaban con la protección y con la magia. La otra creencia es que se trataba de una decisión más práctica, ya que podrían haber usado el metal simplemente para nivelar bien la base de los sarcófagos y evitar accidentes. En cualquier caso, encontrárselo en tumbas de animales ha llamado la atención del equipo, ya que de alguna manera reafirma la teoría del misticismo y el uso del plomo para diferentes rituales mágicos.
El plomo era un material usado a menudo en el Egipto para joyería, y la creencia popular de la época era que este material ayudaba a prevenir los problemas de la vista. Si lo usaban para rituales mágicos o no sigue siendo un misterio, pero ahora no parece una idea tan disparatada. (urbantecno)