UN AÑO YA DE LA GUERRA EN UCRANIA Y NO HAY VISOS DE DETENERLA
El 22 de febrero de 2022, Rusia invadía Ucrania. El periodista italiano Maurizio Vezzosi llegaba a Mariúpol unos días después del ataque a una ciudad que fue bombardeada, destruida y sometida ya, durante las primeras semanas al asedio de las tropas rusas.-
Para los invasores existía una causa valedera: dos provincias pro rusas donde el oficialismo del país no habían podido ganar y perseguía a los opositores para imponer sus propios adherentes, combatían desde el 2014 pidiendo anexarse a rusia. Las iniciativas diplomáticas no surtieron efecto y decidieron ir a las armas en auxilio de ellas.-
Durante los 56 días que Mariúpol permaneció sitiada, el reportero fue en ocasiones el único testigo occidental que informaba, siguiendo el avance de los rusos, sobre los inicios de esta guerra.
La guerra estalla en Ucrania. Movimiento masivo de tropas rusas hacia la región del Donbás.
Era el 22 de febrero de 2022. Ante la incredulidad internacional, Rusia invade Ucrania. Uno de sus objetivos era la estratégica ciudad de Mariúpol, el mayor centro siderúrgico en la parte del Donbás que seguía bajo control ucraniano desde la guerra de 2014.
Económica y comercialmente, la importancia de la ciudad vertebraba sobre dos ejes decisivos: el puerto y la mayor fábrica de acero de la región, la planta de Azovstal. «Todo indica que en Mariúpol se combatirá hasta el final», apuntaba Maurizio Levozzo, el periodista italiano que llegaba a Mariúpol pocos días después de la invasión rusa.-
«Tengo claro que seré uno de los pocos periodistas de Europa Occidental que informan sobre la guerra desde territorios controlados por fuerzas apoyadas por Moscú o directamente por el ejército ruso», cuenta Maurizio mientras entra en una Mariúpol arrasada por las bombas, llena de cascotes, ruina y miseria y con cadáveres esparcidos por sus calles.-
Días de asedio, el infierno en la tierra. “Dormimos en el sótano, con ratas, nos hemos hecho amigos“
A mediados de marzo, decenas de miles de personas siguen atrapadas en la ciudad que las tropas rusas tienen cercada desde el comienzo de la guerra. «De repente, empezó a haber explosiones, todo saltó por los aires», le cuenta a Maurizio una de las vecinas que sale de los bajos de un edificio bombardeado, convertido ahora en su hogar y en el de los vecinos que han logrado sobrevivir a los ataques.
«Dormimos en el sótano, con ratas, nos hemos hecho amigos», le contesta otra mujer, agradeciendo además al periodista su interés por contar sus dramas diarios.-
Desde entonces, las tragedias de la guerra se suceden, según recorre las calles. «Mi padre murió de frío, tenía 88 años y no puedo ir a enterrarlo», dice llorando amargamente una mujer. «Esto es la guerra», le contesta una vecina.-
Maurizio sabe que, una vez más, todos los habitantes de Mariúpol han sido obligados a pagar el precio del asedio con independencia de sus ideas. «¿Qué importa en qué idioma hable cada uno o a qué Dios rece? Esto no se puede hacer», le dice a cámara al periodista, una mujer en la calle.
Olor a pólvora y a muerte
Entre los escombros, Artem, un niño de 11 años se juega la vida jugando a la pelota con sus amigos y los perros abandonados que han quedado a la intemperie después de los bombardeos. Sin luz, agua ni gas, un poco de comida hierve en las ollas sobre los fuegos improvisados en las calles.-
Maurizio Vezzosi graba el nuevo modo de vida impuesto a esta sufrida población, cuya resistencia es admirable. «Nos bombardean desde el aire y desde tierra, llevamos un mes aquí escondidos», le cuentan otros vecinos.-
La calle se ha convertido en el hogar obligado y en un cementerio al aire libre. Varios cadáveres están esparcidos por las calles. «Hemos perdido a nuestro hijo, hoy cumple 35 años», me cuenta una desconsolada madre, dice Maurizio. La primavera avanza y con ella el ejército invasor hacia la fábrica de Azovstal.-
Finalmente, el 20 de mayo los rusos se hacen con el control total de la planta de Azovstal. Ucrania ha perdido la batalla ante el sufrimiento y el dolor de los que han sobrevivido a este infierno y que lo han perdido todo.-
Muchas gracias, Vladimir Vladimirovich Putin. ¡Que te den!», espeta enfadada una mujer a la cámara del periodista italiano que tantas tragedias grabó tras el paso del ejército ruso, durante su primavera en Mariúpol. (Maurizio Vezzosi / RTVe y propia)