ANTIGUAS MOMIAS DE MÉXICO EN EXHIBICIÓN PODRÍAN INFECTAR A HUMANOS
Hay un grupo de momias en México que quizá no quieras ver. Aunque permanecen expuestas en Ciudad de México -y han viajado habitualmente por el país como parte de exposiciones-, no todo el mundo las considera seguras.
A diferencia de lo que ocurre en las películas, no existe la amenaza de que estas momias vuelvan a la vida. En cambio, la vida inesperada que causa problemas aquí es de tipo fúngico, en plan The Last of Us.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia de México afirma que la aparición de hongos en la exposición itinerante es motivo de preocupación por la forma en que las momias se manipulan y se presentan al público. Conocida como «Las momias de Guanjuato», la exposición se presentó en Estados Unidos en 2009. Pero ha sido una exposición reciente en Ciudad de México, en la que se exhiben seis momias en vitrinas de cristal, la que ha llevado al instituto a alertar al público, sobre todo teniendo en cuenta que no saben hasta qué punto son herméticas esas vitrinas.
«Es aún más preocupante que se sigan exhibiendo sin las salvaguardas para el público contra riesgos biológicos», dijo el instituto en un comunicado, según Associated Press. «Por algunas de las fotos publicadas, al menos uno de los cadáveres expuestos, que fue inspeccionado por el instituto en noviembre de 2021, muestra signos de proliferación de posibles colonias de hongos».
Las infecciones fúngicas mortales de las momias no son frecuentes, pero tampoco son desconocidas. IFL Science informa de que 10 de los 12 científicos que asistieron en 1970 a la inauguración de la tumba del rey Casimiro IV en Polonia murieron a las pocas semanas del acontecimiento, probablemente a causa de los hongos. Y éste no es el único ejemplo registrado.
El actual espectáculo de las momias mexicanas nunca pretendió ser un ejemplo de momificación. Los expertos creen que los cadáveres de los siglos XIX o XX se momificaron involuntariamente, un posible subproducto del entorno rico en minerales, una bóveda subterránea seca y hermética o alguna otra causa ambiental. Algunas de las momias aún conservan pelo, piel e incluso ropa, pero es evidente la ausencia de embalsamamiento u otros productos de momificación habituales.
Las momias forman parte de la cultura mexicana desde la década de 1860. Cuando las familias de los difuntos no pudieron seguir pagando las tasas de enterramiento, se decidió desenterrar los cuerpos. Los trabajadores que habían planeado retirar los huesos polvorientos se encontraron en su lugar con cuerpos totalmente intactos, que se expusieron debido a su naturaleza preservada y a la capacidad de atraer a clientes que pagaran por verlos. Según National Geographic, los primeros visitantes viajaron bajo tierra para ver las momias y, desde 1969, se exponen en un museo de Guanjuato, el Museo de las Momias.
A principios del siglo XX, las poses y el marketing de la exposición de momias adquirieron un marcado carácter terrorífico. Algunos de los cuerpos se colocaban con los brazos cruzados sobre el pecho y las mandíbulas abiertas para dar la impresión de que las momias gritaban.
El estilo de exhibición de estas momias ha suscitado críticas sociales desde hace tiempo. «Se trata de personas normales que son depositarias de información sobre la época en la que vivieron», explica a National Geographic Gerald Conlogue, profesor emérito de diagnóstico por imagen de la Universidad de Quinnipiac. «Paseaban por estas calles; iban al antiguo mercado. No deberían ser un espectáculo de fenómenos». En febrero de 2022 se puso en marcha una iniciativa para empezar a identificar las momias.
Pero ahora a las críticas sociales se unen las preocupaciones por la salud. «Todo esto debe estudiarse cuidadosamente para ver si son signos de riesgo para el legado cultural», dice el comunicado del instituto, «así como para quienes las manipulan y vienen a verlas». (ESQUIRE)