ARGENTINOS INVESTIGAN BENEFICIOS DEL YOGURT PARA BAJAR DE PESO Y PREVENIR DIABETES
Nota de opinión de Pablo Oribe (*): Hace siglos que se atribuyen beneficios del consumo habitual de yogur para la salud, pero sigue profundizándose el conocimiento sobre su alcance. Ahora, especialistas argentinos elaboraron un artículo que publicaron en una revista internacional sobre los beneficios demostrados del yogur en el control del peso corporal y la prevención de diabetes tipo 2.
Es un alimento de elevada calidad nutricional porque aporta calcio, vitaminas y proteínas y, en algunos casos, probióticos, con beneficios demostrados para la salud.
Este trabajo de referentes de nuestro país reúne y sistematiza evidencia disponible sobre los beneficios de este alimento para la salud, con foco en su contribución frente a la diabetes y el sobrepeso y obesidad.
Las Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan la ingesta de tres porciones de lácteos al día, entre las cuales el yogur presenta un gran perfil nutricional por su composición de nutrientes esenciales.
Un trabajo realizado por destacados especialistas argentinos y publicado en la prestigiosa revista internacional Frontiers in Nutrition sostiene que el consumo periódico de yogur es beneficioso para la salud y contribuye a la prevención y manejo de la diabetes tipo 2 y de la obesidad.
El artículo, denominado ‘El yogur, en el contexto de una dieta saludable, para la prevención y el manejo de la diabetes y la obesidad: una perspectiva desde Argentina’, sostuvo que ‘en el contexto de la dieta global, poco diversa y con amplias brechas en alimentos nutritivos, el aporte de un aumento moderado del consumo de yogur tiene el potencial de mejorar hasta un 10% la densidad nutricional de la dieta de la población argentina. Su consumo puede ser beneficioso en la prevención y tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2’.
“Este artículo intenta reunir la evidencia más reciente acerca de la importancia del yogur en la dieta; sabemos mucho sobre sus aportes nutritivos, pero en los últimos años es creciente la evidencia -aún en construcción- que le agrega valor por su cada vez más reconocida relación con la prevención de diabetes tipo 2 y obesidad (en un contexto de altas prevalencias de ambas).
Revisamos esa evidencia y procuramos profundizar en posibles vías que expliquen esos beneficios. Consumir tan solo 100 g diarios de yogur tiene potencial para aumentar la densidad nutricional (calidad) de la dieta de nuestra población y -según muestran algunos trabajos- contribuir a disminuir en cientos de miles las personas que pueden contraer diabetes en las próximas dos décadas”, explicó Gabriel Vinderola, doctor en Química, investigador principal del Instituto de Lactología Industrial (CONICET-UNL) y docente de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral.
Sin embargo, según un relevamiento de la consultora Kantar Worldpanel, en Argentina el consumo de yogur ronda actualmente -en promedio- los 4 kg por habitante por año, mientras que hace apenas 12 años, la cifra alcanzaba los 10 kg/persona/año, según datos presentados en las Guías Alimentarias para la Población Argentina.[1]
Ante esta situación, el trabajo destaca que la fácil disponibilidad del yogur y su sencilla introducción en dietas diversas sugiere que incorporar el yogur como parte de una dieta saludable puede contribuir potencialmente a mejorar la salud pública mediante la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y la reducción de los costos asociados a su tratamiento.
“Los consumidores de yogur ingieren más nutrientes esenciales, como minerales (calcio, potasio, magnesio, zinc), vitaminas (B2, B12, D) y proteínas, y menos grasas. Está demostrado que los niños que consumen yogur con frecuencia tienen una dieta general más saludable: consumen más frutas, cereales integrales y leche, lo que indica un mejor perfil nutricional.
Lo mismo sucede en adultos, los consumidores de yogur suelen ingerir menos frituras, carnes procesadas y rojas, pizzas, bebidas azucaradas o alcohol”, afirmó Sergio Britos, licenciado en Nutrición, Director del Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (CEPEA) y de la Diplomatura Universitaria de la UCA sobre Alimentación Saludable y Sostenible.
“El yogur es una matriz versátil que además permite sumar el efecto beneficioso de otros alimentos como cereales integrales y frutas, en cualquier momento del día. Y las oportunidades se amplían si se lo considera más allá del desayuno o la merienda, como ingrediente para la elaboración de otros platos como aderezos o ensaladas, como es cada vez más habitual aquí y es cotidiano en otras partes del mundo”, refirió María Elena Torresani, licenciada en Nutrición, doctorada en esa área, Directora de la Especialización en Nutrición con orientación a Obesidad de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino de Tucumán y docente de la carrera de Nutrición de la Universidad Favaloro.
Al respecto, el Dr. Vinderola agregó que “además de probióticos y proteínas de alta calidad, entre otros nutrientes, su combinación con otros alimentos puede proporcionar fibras prebióticas, ácidos grasos y una combinación de vitaminas y minerales con el potencial de ejercer efectos sinérgicos sobre la salud. Esto convierte al yogur en un alimento sumamente recomendable, considerando su asociación con patrones de alimentación saludables[2]”.
Según la última encuesta nacional de factores de riesgo del Ministerio de Salud[3], el 6 de cada 10 argentinos mayores de 18 presentan obesidad o sobrepeso y más de 1 de cada 10, diabetes o alteración de la glucemia. Ambas cifras aumentaron progresivamente en comparación con las ediciones anteriores de la misma encuesta[4]. Esta situación se agrava dado que el sobrepeso y la obesidad son, en sí mismos, factores de riesgo para desarrollar diabetes 2.
“Una mayoría de la población argentina consume alimentos excedidos en sodio, en calorías, en grasas, abusamos del ‘picoteo’, de los panificados y de snacks poco nutritivos, generalmente también excediéndose en el tamaño de las porciones. En paralelo, mostramos bajísimos niveles de consumo de frutas, verduras y legumbres y gran parte de nuestra población es sedentaria. Todo esto representa un escenario favorable para el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles”, consignó el Lic. Britos.
En cuanto al rol del yogur en la prevención y manejo de la diabetes tipo 2, los autores afirman que el consumo de yogur descremado se ha asociado con un menor riesgo de desarrollarla[5]. “Se cree que esto se debe a la acción simultánea de las proteínas de la leche, el calcio, el magnesio, la vitamina D y el bajo índice glucémico del yogur. Además, ciertos ácidos grasos también pueden ser beneficiosos para el control de la diabetes tipo 2[6], afirman.
Un metaanálisis reciente de 14 estudios realizados en Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, España, Australia y Japón, que incluyó a 483.090 personas, encontró una reducción del 7% en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 por cada aumento de 50 g de yogur consumido diariamente[7]. Sin embargo, reconocen que la asociación entre el consumo de productos lácteos y la diabetes depende del tipo de producto lácteo y su composición de grasa, así como de los niveles de glucemia iniciales de los consumidores6.
Tal es la evidencia de su contribución a la prevención de la diabetes tipo 2, que luego de analizar toda la documentación disponible, la autoridad sanitaria de los Estados Unidos, FDA, autorizó la inclusión de la siguiente afirmación en los envases de yogur de ese país: «Consumir yogur regularmente, al menos 2 tazas (3 porciones) por semana, puede reducir el riesgo de diabetes tipo 2 según evidencia científica limitada».
“En relación con sus beneficios para la obesidad, tras analizar la amplia bibliografía existente, concluimos que el yogur puede ser útil para programas de control de peso. Su consumo se asocia con mejores valores de índice de masa corporal en los consumidores. Además, existe evidencia que sugiere que aporta también otros beneficios para la salud, como prevención de la osteoporosis, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, así como la promoción de la salud intestinal y la modulación del sistema inmunológico[8]”, sostuvo la Dra. Torresani.
(*) Pablo Oribe de y para JM Oribe Comunicaciónes.-