DESCUBRIMIENTO Y PÉRDIDA DE LOS CUERNOS DE ORO DE GALLEHUS
La historia de los impresionantes y extraordinarios Cuernos de oro de Gallehus, de su creación, descubrimiento y pérdida final, es quizá una de las más tristes de la arqueología europea y más concretamente danesa.
Ambas piezas, que se encontraron por separado, fueron reconocidas desde el mismo momento de su hallazgo como descubrimientos excepcionales, y el hecho de que hoy no podamos admirar nada más que reconstrucciones de los originales constituye una gran pérdida.
Se trataba de dos cuernos hechos de láminas de oro que fueron descubiertos al norte de la localidad de Møgeltønder, en el sur de la península danesa de Jutlandia. Uno apareció el 20 de julio de 1639, encontrado por una niña llamada Kirsten Svendsdatter, que escribió al rey Christian IV de Dinamarca para entregárselo. Recibió una falda como pago.
Y el otro casi un siglo más tarde, el 21 de abril de 1734, hallado por Erik Lassen a apenas 20 metros del lugar donde Kirsten había descubierto el otro cuerno. Lassen se lo dio al conde de Schackenborg, quien a su vez lo entregó al rey Christian VI, que envió 200 táleros como pago a Lassen. Ambos acabaron, por tanto, en la Real Cámara de Arte en el palacio de Christiansborg en Copenhague.
No estaban completos, ya que a ambos les faltaban partes. El hallado en 1639 era el más largo de los dos, con siete segmentos decorados y unos 3 kilogramos de peso, mientras que el otro tenía solo seis, cinco decorados y uno más estrecho en el que había una inscripción rúnica, pero pesaba aproximadamente lo mismo.
Los investigadores desconocen si los cuernos se utilizaban para beber o para producir sonido soplando a través de ellos, aunque se inclinan por lo primero por su carácter de objetos fabricados con metales preciosos. En lo que están de acuerdo es en que debieron se fabricados hacia el año 400 d.C., todavía en la Edad del Hierro germánica (aunque en el sur de Europa ya estaba prácticamente finalizando la Antigüedad).
Ambos estaban hechos con dos capas de láminas de oro, la interior de menor calidad y amalgamada con plata, y la exterior de oro puro. Esta estaba formaba por una serie de anillos cubiertos con figuras de fundición soldadas a ellos que mostraban representaciones de seres humanos, animales y criaturas fantásticas. El segundo de los cuernos, el más corto, contenía una inscripción rúnica en nórdico antiguo identificando a su creador: ᛖᚲᚺᛚᛖᚹᚨᚷᚨᛊᛏᛁᛉᚺᛟᛚᛏᛁᛃᚨᛉᚺᛟᚱᚾᚨᛏᚨᚹᛁᛞᛟ, que significa Yo Hlewagastiz Holtijaz hice el cuerno.
En algún momento del siglo XVIII ambos cuernos fueron trasladados al Rigsarkivet, los Archivos Nacionales daneses, que a principios del siglo XIX se encontraban instalados cerca del edificio de la Cancillería. El 4 de mayo de 1802, un orfebre y relojero llamado Niels Heidenreich procedente de la pequeña localidad de Foulum (que luego sería famosa por él), consiguió acceder al almacén donde se guardaban usando llaves maestras.
Heidenreich se llevó ambos cuernos a su casa y, para desgracia de estudiosos y arqueólogos, los fundió para obtener el oro. Con él hizo monedas indias falsas que intentó vender a sus colegas orfebres.
Pero el gran maestre del gremio de orfebres, Andreas Holm, se percató de que las monedas no solo eran falsas sino que estaban hechas con oro de mala calidad, mezclado con latón. Denunció a Heidenreich, al que había visto deshacerse en el foso de la ciudad de planchas de monedas, y el ladrón fue detenido el 27 de abril de 1803.
Tres días más tarde confesó y el 10 de junio fue condenado a prisión, de la que no salió hasta 37 años después, en 1840. Fallecería en 1844.
No quedaba otra que intentar reconstruir los cuernos. A finales del siglo XVIII se había hecho un juego de moldes de yeso de ambos, para un cardenal de Roma, pero por desgracia se perdieron en un naufragio frente a la costa de Córcega y no pudieron usarse.
En su lugar se recurrió a dibujos y bocetos realizados por los estudiosos que habían examinado los cuernos originales tras su descubrimiento y posteriormente en el palacio real durante los siglos XVII y XVIII. Uno de esos bocetos fue realizado por el anticuario Olaus Wormius, quien en 1641 escribió un tratado sobre el primero de los encontrados.
Se realizó una reconstrucción de los cuernos en 1860, que estuvieron durante décadas expuestos en el Museo Nacional. Sin embargo, análisis realizados en 1940 determinaron que ese primer conjunto de reconstrucciones era incorrecto, y se elaboraron otros nuevos en 1945 y en 1979, ambos más precisos en relación con los dibujos y medidas originales.
Existen también juegos de reconstrucciones de los cuernos en el Museo Moesgaard en Aarhus, en el Museo Sønderjylland, y otra más en Museo Kongernes Jelling.
Las reconstrucciones de 1945 son propiedad de la Casa Real danesa, y se guardan en el castillo de Gråsten. Otra versión de 1945 se expone en el museo de Malmö.
Las copias del museo Moesgaard fueron sorprendentemente robadas, igual que habían sido los originales, en 1993. Y las del Kongernes Jelling en 2007. Ambas copias fueron posteriormente recuperadas intactas, ya que no están hechas de oro sino de bronce dorado.
Los cuernos de oro de Gallehus son hoy símbolo nacional danés, identificados con su glorioso pasado perdido. Pero ¿qué ocurrió con el oro? Heidenreich no solo había hecho monedas con el oro de los cuernos, también joyas, principalmente pendientes. Un ejemplar de estos fue donado por su bisnieta al museo de Ringe en Funen, donde hoy se conservan los últimos 10 gramos de los cuernos de oro. (LBV)