Encuentran por primera vez una ‘botella de bruja’ en la Europa continental
Durante las excavaciones realizadas por el Centro del Patrimonio de Flandes en 2020 en Turnhout, Bélgica, apareció una jarra de cerámica decorada, que había sido enterrada de manera deliberada.
Aunque apareció intacta, durante la extracción se fracturó y los arqueólogos pudieron observar que dentro de ella había una sustancia oscura y numerosos clavos de cobre.
Inmediatamente pensaron que podía ser una botella de bruja, como las que han aparecido en excavaciones en Reino Unido. Estas botellas de bruja son un fenómeno muy conocido en la arqueología británica, que se sabe se utilizaban como remedio para alejar la brujería y la hechicería y cuya primera mención data del siglo XVII.
Las personas que creían ser víctimas de algún tipo de brujería llenaban una botella de bruja con su orina y clavos o ganchos de metal, complementados con cosas como pelo, uñas, polvo, etc. Sellaban el frasco para luego quemarlo en la chimenea o esconderlo en un lugar estratégico.
La magia de las botellas de las brujas hacía entonces que la bruja sufriera dolores infernales, tras lo cual se levantaba la maldición o, al menos, se podía identificar a la bruja. A menudo utilizaban un tipo de jarras importadas de Renania.
Como hasta ahora no se habían encontrado ejemplares de botellas de bruja en la Europa continental, los investigadores sometieron el relleno de encontrada en Turnhout a un análisis de residuos.
El análisis demostró claramente que la jarra contenía orina, entre otras cosas. Además, también encontraron proteínas animales o humanas en la muestra, y descartan que estas proteínas procedan de la carne o la leche, por ejemplo. La ausencia de azúcares o grasas en las proteínas apunta más bien a la sangre, el pelo, cuerno o uñas.
También llama la atención que las proteínas estén muy bien conservadas. Dado que normalmente se descomponen rápidamente, los investigadores concluyen que poco después de poner el relleno, la jarra quedó bien sellada.
Todos los datos del análisis de los residuos confirman que la jarra sirvió como una botella de bruja. Probablemente se produjo en la zona de Colonia hacia el segundo cuarto del siglo XVI.
Esta es la primera evidencia de este ritual en Flandes. Es posible que otros ejemplares hayan salido a la superficie con anterioridad, pero no fueron reconocidos como tales. Así, es posible que en el futuro aparezcan nuevos ejemplos de botellas de brujas en Europa.