LA PRIMERA CIUDAD DE LA HISTORIA, FUNDADA HACE NUEVE MIL AÑOS

Hace más de 9.000 años, en lo que hoy es Turquía, surgió una de las primeras sociedades humanas organizadas. Su existencia cambió para siempre la historia de la civilización. Mucho antes de que existieran imperios, reinos o incluso calles, las primeras comunidades humanas sedentarias comenzaron a tomar forma.
Esta transformación no fue repentina: fue el resultado de cambios fundamentales durante el periodo Neolítico, como la adopción de la agricultura y la domesticación de animales. Uno de los ejemplos más claros de este cambio es Çatal Hüyük, considerado por expertos como la primera ciudad de la humanidad.
La región de Anatolia, en el sur de la actual Turquía, fue el escenario donde ocurrió una de las revoluciones más importantes del ser humano: el paso de una vida nómada a una vida establecida. Con la agricultura, las personas dejaron de depender exclusivamente de la caza y la recolección, lo que permitió formar comunidades más grandes y permanentes.
Estas nuevas formas de organización dieron origen a asentamientos complejos, con estructuras sociales definidas, costumbres espirituales y vínculos familiares fuertes.
Çatal Hüyük no era una aldea improvisada. Era una comunidad planeada, que abarcaba aproximadamente 13 hectáreas y albergaba a unas 8.000 personas. Lo más llamativo de su diseño urbano es que no tenía calles: las viviendas estaban construidas unas junto a otras, formando un conjunto compacto de edificaciones interconectadas.
Para ingresar a las casas, los habitantes utilizaban escaleras y accedían a través de las techumbres o claraboyas. Este sistema no solo optimizaba el espacio, sino que probablemente tenía un propósito defensivo o climático.
Según investigaciones citadas por National Geographic, la vida en Çatal Hüyük giraba en torno al hogar. Las casas eran el centro no solo de la vida familiar, sino también de rituales religiosos y funerarios. Los habitantes solían enterrar a sus muertos dentro de las propias viviendas, lo que indica una fuerte relación espiritual entre la vida, la muerte y el entorno doméstico.
La decoración mural de muchas de estas viviendas sugiere la existencia de creencias simbólicas complejas, con imágenes de dioses, figuras animales y escenas rituales.
Agricultura, ganadería y estabilidad
La base económica de Çatal Hüyük estaba en la agricultura y la ganadería. El cultivo de cereales y la cría de animales como ovejas y cabras fueron clave para el abastecimiento regular de alimentos, lo que a su vez permitió que la población creciera y se organizara en una comunidad estable. La abundancia de recursos también favoreció el desarrollo del comercio y la especialización del trabajo, sentando las bases de una estructura social más compleja.
Una ventana al origen de la civilización
Çatal Hüyük no es solo un sitio arqueológico impresionante; es una prueba tangible de cómo la humanidad comenzó a vivir en comunidad, a construir espacios comunes, a creer colectivamente y a establecer relaciones sociales duraderas. Es, en muchos sentidos, el punto de partida de la vida urbana. Sus restos nos permiten entender cómo nuestros antepasados dejaron de ser recolectores nómadas para dar los primeros pasos hacia lo que hoy llamamos civilización.
Más de nueve mil años después, seguimos aprendiendo de su legado. (Gizmodo)