LOS IMPRESIONANTES TEMPLOS DE LA ROMA DE ORIENTE MEDIO
A menos de cien kilómetros al noreste de Beirut, capital del Líbano, se alzan los templos romanos más monumentales del mundo. Se estima que la edad de Baalbek, considerada sagrada ya por los fenicios, después los griegos y más tarde por los romanos, es de aproximadamente 5.000 años.
El lugar, cuyo nombre hace honor al dios fenicio Baal, es todo un ejemplo de mezcla de culturas y religiones que durante años acogió el culto indistintamente a Baal, Zeus y Júpiter. En ella se libraron, durante el año 1100, las grandes batallas entre los musulmanes y los cruzados, cuyo desenlace supuso la pérdida de su esplendor, y más tarde, con el imperio otomano, su parcial destrucción.
Gracias a la profusión de cultos de la ciudad se pueden observar en ella tres grandes templos: el más grande de ellos, dedicado a Júpiter, aún conserva seis columnas de 22 metros, consideradas las más grandes del mundo. Aunque gran parte del templo ha sido saqueado y dañado a lo largo de los siglos, todavía se pueden apreciar imponentes restos que reflejan la grandeza y el esplendor de la arquitectura romana.
Una característica distintiva del templo son sus columnas, algunas de las cuales alcanzan más de 20 metros de altura, con un diámetro de casi 2 metros. Estas columnas corintias están talladas en enormes bloques de piedra caliza, conocida como piedra de Baalbek, que se extrajo de canteras cercanas. La habilidad para tallar y transportar estas masivas piedras y muestra el nivel de destreza técnica alcanzado por los romanos en ingeniería y construcción.
El templo de Baco destaca por sus decoraciones y relieves. Sus paredes estaban ricamente adornadas con escenas mitológicas y motivos florales, que dan testimonio de la sofisticación artística de la época romana. Además, las inscripciones encontradas en el templo proporcionan información valiosa sobre las personas que contribuyeron a su construcción y mantenimiento. La majestuosidad de las columnas, los detalles tallados y la armonía del diseño arquitectónico hacen de este templo un punto culminante del sitio arqueológico de Baalbek.
Por su parte, el Templo de Venus, también conocido como el de Afrodita, sobresale por su preciosismo y sus detalles pese a su pequeño tamaño. El templo tenía una planta rectangular, con una fachada sostenida por columnas corintias que ofrecían una vista majestuosa desde el exterior. Estas columnas, al igual que las del Templo de Júpiter, estaban talladas en piedra de Baalbek y exhibían un intrincado diseño arquitectónico que reflejaba la habilidad artística de los romanos.
En el interior del Templo de Venus, se encontraban altares y estatuas que honraban a la diosa, permitiendo a los devotos ofrecer sus plegarias y sacrificios. Los romanos solían asociar a Venus con la prosperidad y la fertilidad, lo que hacía que el templo fuera un lugar importante para diversas ceremonias y rituales relacionados con la vida y la naturaleza.
A su alrededor se extienden docenas de pequeños templos de los que aún quedan algunos vestigios. Uno de los detalles más curiosos de este enclave es que las piedras con las que se construyeron los templos barajan pesos de entre 500 y 10.000 toneladas. (National Geographic)