MANUEL BELGRANO, TAL VEZ EL PRÓCER MÁS RELEVANTE SE RECUERDA HOY
Este 20 de junio se conmemora un aniversario más del fallecimiento de Manuel Belgrano, figura de la Revolución de Mayo y la Independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Además, se desempeñó en múltiples profesiones y fue poseedor de un pensamiento de vanguardia para su época, es uno de los próceres y pensadores más importantes de la revolución de Mayo y la independencia Argentina.
Más allá de su participación militar en la Guerra de Independencia y su rol en la Primera Junta de Gobierno, Belgrano fue también periodista y el primer impulsor de la educación pública, gratuita e igualitaria. Fue traductor de francés e inglés, economista político y estadista.
Participó activamente en la fundación del primer periódico, el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata, que fue censurado por el virrey Del Pino. El grupo, dirigido por Francisco Cabello, no se dio por vencido y volvió a la carga con el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, donde tuvo compañeros como su primo Juan José Castelli e Hipólito Vieytes, entre otros y que sufrió una suerte similar. En marzo de 1810 Belgrano volvió a esa actividad editando el Correo de Comercio y desde allí insistiría con sus propuestas”, relata.
Además, Belgrano bregó por la libertad de prensa: «Solo pueden oponerse a la libertad de la prensa los que gusten mandar despóticamente, o los que sean tontos que no conociendo los males del gobierno, no sufren los tormentos de los que los conocen, y no los pueden remediar por falta de autoridad; o los muy tímidos que se asustan con el coco de la libertad (…)
Pero quitarnos las utilidades de la pluma y de la prensa, porque de ellas se puede abusar, es una contradicción notoria y un abuso imperdonable de la autoridad, y es querer mantener a la nación en la ignorancia, origen de todos los males que sufrimos», publicó el 10 de agosto de 1810 en el Correo de Comercio.
Manuel Joaquín Corazón de Jesús Belgrano nació en junio de 1770 y su vida fue un ejemplo de entrega, honestidad y generosidad. Cabe señalar que su actuación militar en Tucumán y Salta lo convirtió, junto a José de San Martín, en uno de los generales que llevaron a cabo el proceso revolucionario.
En cuanto a su historia personal, hay que recordar que su padre lo envió a España, por lo que de niño recibió, como San Martín, la influencia de la Revolución Francesa que ocurre cuando él era un niño pequeño.
Belgrano estudia en la Universidad de Salamanca y en la Universidad de Valladolid, y a los 18 vuelve con ese mérito. Así que le reconocieron un lugar y lo nombraron Secretario del Consulado.
De esta manera, Belgrano llega con la inspiración de transformaciones profundas y cosas nuevas que había escuchado. Hasta que, finalmente, un día le preguntan por su papel específico en el Consulado. Y responde que trata con comerciantes totalmente incapaces, gente que sólo sabía -como siempre pasa- comprar por cuatro y vender por ocho. Todo lo demás no les interesaba.
Belgrano hace una serie de propuestas en el Consulado, algunas muy avanzadas, como la dedicación de un presupuesto para la educacion de la mujer quien en su momento fue considerada como seres inferiores, además de otras iniciativas Minería y desarrollo agrícola.
Como resultado, comienza a hacer periodismo en «El Telégrafo Mercantil», «Semanario de Agricultura» y «El Correo de Comercio». Y así entra en el movimiento que busca declarar nuestra independencia de España.
En ese sentido, en un momento dado, pasa por el grupo identificado como “carlotista”, lo que prueba el carácter especial de la Revolución de Mayo: no fue antihispánica, sino que buscó impulsar las transformaciones y medidas que se dieron en Francia. en 1789.
Así interviene en la revolución y, según alguna versión que podría ser inventada o no, es el hombre que en determinado momento está dando indicaciones con un pañuelo en la mano, levantándolo en el preciso momento de reaccionar por la violencia en el Cabildo Abierto del 22 de mayo.
Una cosa muy interesante es que Belgrano aprende economía en España, bajo la influencia del momento en que cobra fuerza el liberalismo económico y en que sus seguidores tienen un enfoque desarrollista y progresista.
Pero Belgrano resulta ser proteccionista cuando tiene que pensar por su país. En el Consulado dice que las leyes que tenemos que aprobar son normas que defienden la posibilidad de explotar nuestros recursos por nuestra cuenta, porque eso daría trabajo a nuestra gente.
Además, afirma que si exportamos materias primas e importamos productos manufacturados, significaba que estábamos favoreciendo a los trabajadores europeos, en detrimento de nuestros trabajadores. Este concepto, dicho a principios del siglo XIX, fue verdaderamente revolucionario.
Más tarde, en su papel como miembro de la Junta, es donde afianza su amistad con Mariano Moreno. Es decir, cuando Moreno, como Secretario de Guerra, expresa la posibilidad de pasar de abogado a soldado, coincidiendo con una expedición para extender la Revolución de Mayo a la costa, se intercambian unas interesantes cartas en las que Belgrano escribe: y ojalá yo tuviera las luces que tú tienes”.
Belgrano en su «Reglamento para las Ciudades de las 30 Misiones» formula una serie de principios y objetivos totalmente transformadores en relación con la libertad, la educación y la propiedad de la tierra.
En el año 1806, Belgrano tuvo participación en las milicias urbanas como capitán, para enfrentar la invasión inglesa. Luego fue sargento mayor de la unidad de Patricios, fue entonces, ayudante de Santiago Liniers. De igual manera no desatendió su labor en el Consulado
Es importante destacar que, dada su conciencia libertadora comienza las intenciones de ir en contra de las ideas dominantes de España. Es así, como en 1809, cuando comienza la invasión de la ciudad por las tropas francesas, Belgrano forma parte de la dirección de la Revolución de mayo de 1810 ente los días 18 y 25.
Luego de esto, el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires se crea una Junta, donde es designado vocal, para conservar el Virreinato del Rio de Plata, conformado por varios países Latinoamericanos. Más adelante es nombrado, general del ejército de Paraguay, con la finalidad de mantener el proceso emancipador.
Pero en 1811 es derrotado por los paraguayos, igual deja un legado importante en su intento de mantener unida Paraguay y Argentina. Al asumir la jefatura del Ejército del Norte, Manuel Belgrano en 1812 crea y pone en alto la bandera de Argentina el 27 de febrero, en Rosario. Con los colores azul y blanco, haciendo honor a la libertad e independencia.
Es un hombre que está dispuesto a servir a la patria en todo, a pesar de que lo militar no era lo suyo, hace la Campaña Paraguaya que, a pesar de no arrojar triunfos militares, deja huellas para que, poco tiempo después, los paraguayos decidan seguir el ejemplo de la Revolución de Mayo.
Le toca el momento histórico de encargarse de un ejército. Los militares no querían hacerse cargo pues las tropas estaban mal armadas, con hambre y sin pertrechos y Manuel Belgrano decide hacerse cargo si lo dejan.-
Al llegar a Tucumán la tropa se le amotina pues no lo querían al no ser de carrera, tenía una voz metálica un tanto aflautada y (como en el famoso retrato) vestía calzas… Fue una operación que le montaron sus enemigos para desacreditarlo. San Martín luego amenazó con pasar por las armas a quien se burlara de Belgrano por ello y terminó esa ofensa.-
Derrota a Pio Tristán, en las famosas batallas de Tucumán en 1812 y Salta acontecida en 1813. Luego, fue derrotado al instante de avanzar hacia el Alto Perú, que en la actualidad es Bolivia, y lastimosamente siguió bajo el yugo español. Tras la derrota fue reemplazado por San Martín.-
Manuel Belgrano fue muy respetado por el pueblo, «era creyente… el Creador velaba por las tierras, por las gentes. El gesto le dio significación al acto de entronizar a la virgen en La Merced, donde entregaría su bandera a San Martín Aquella Virgen de la Merced está en poder de los Padres Mercedarios en la Basílica de Nuestra Señora de los Buenos Aires.-
Belgrano continuaba retirándose y cuando llegó a la Posta de Yatasto (30 de enero de 1814) entregó el mando a San Martín tan sencillamente que por eso éste fue su primer admirador. El vencedor de Tucumán quedó como jefe de regimiento dentro del ejército de San Martín, que aceptó de muy buena gana continuar con el uso de la bandera que los identificaba. Ambos se complementaban; el segundo conocía la táctica militar y el primero el país donde actuaban.
Hasta el último momento, ayudó con la lucha de Martín Miguel de Güemes, para detener la nueva ofensiva española. Güemes es otro que sufrio burlas a sus espaldas al comienzo ya que tenia labio leporino (de alli la tupida barba que lo caracterizó y una voz cuasi gangosa por lo que Belgrano amenazó a pasar por las armas a quienes continuaran con eso)
Su fracaso lo llevó a la destitución, sin embargo ejerció funciónes desde un puesto diplomático, como en 1815 que fue a Europa con Bernardino Rivadavia para negociar que se reconociera la independencia, sin embargo no fue posible.
Volvió en 1816 al final del Congreso de Tucumán cuando se declara y promulga legalmente la independencia de las Provincias Unidas de Rio de Plata, luego de que Belgrano expusiera brillantemente sus argumentos libertarios
Tenía mucho éxito con las mujeres, lo rodeaban por su cultura y modos elegantes de conducirse. Los historiadores coinciden en que el gran amor del prócer fue Pepa Ezcurra, quien lo busca en su campaña al norte cuando su marido se va a España, tras el mayo de 1810.
Pocos saben que de esa relación nació Pedro Pablo, hijo ilegítimo que termina adoptando su hermana Encarnación Ezcurra y el marido, Juan Manuel de Rosas. La intriga es si Belgrano supo de la existencia de ese hijo. Lo seguro es que nunca llegó a conocerlo.
Su otra hija fue Manuela Mónica del Corazón de Jesús (cabe recordar que el nombre completo del prócer era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano), fruto del romance con la tucumana Dolores Helguero en 1819.
“Ella es la única prueba de ese romance, que no se puede determinar si fue un largo amor o el fruto de una noche. En cartas a la familia, él aludía a ‘la palomita blanca’ y preguntaba por su ‘ahijadita’: ser madre soltera en 1819 era mal visto, él tampoco aparece mencionado en los registros…”, explica Balmaceda
Pero, una grave enfermedad lo atacó estando en Cruz Alta, por esta razón se desplazó a Tucumán. Lamentablemente, en deplorables condiciones, regresa a Buenos Aires.
A mediados de 1819, cuando estaba ya muy enfermo, el Director Supremo José Rondeau dispuso que el ejército de los Andes y el del Norte se plegasen a la lucha contra los caudillos provinciales. San Martín no le hizo caso, se negó y Belgrano ensayó una marcha hacia el sur pero ya estaba muy enfermo y delegó el mando en su segundo, Francisco Fernández de la Cruz.
Le pidió entonces a Güemes que le mandase al Dr. Redhead médico prestigioso que había sido de los realistas y entonces a su servicio, para atenderlo. El salteño accedió de inmediato.
En Tucumán, en medio de un motín que instaló en la gobernación a Bernabé Aráoz, terminó preso. Fue gracias a su médico que se salvó que no le colocasen grillos a sus miembros muy hinchados por la hidropesía.
No tenía dinero, lo había gastado en las campañas donde muchas veces no se le envió desde Buenos Aires. El Estado le debía 18 sueldos y la fortuna de 40 mil pesos con que lo habían premiado por sus triunfos de Salta y Tucumán, los había donado para la construcción de cuatro escuelas a construirse en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero.
Tan entusiasmado estaba que el 25 de mayo de 1813 elaboró un reglamento para dichas escuelas. No llegaría a verlas. La de Tarija se hizo en 1974, la de Tucumán, en 1998 y la de Jujuy, en 2004. De la de Santiago del Estero no se tiene noticia.
Con los dos mil pesos que su amigo José Celedonio Balbín le prestó, en febrero de 1820, emprendió su viaje a Buenos Aires. Sufría de hidropesía, de problemas cardíacos y de riñones. A ese viaje, para él fue una tortura, debiendo hacer paradas por demás, lo acompañó Redhead y un par de ayudantes.
Llegó a la ciudad en marzo de 1820 y se estableció en la casa paterna, sobre la calle Pirán, donde había nacido el 3 de junio de 1770.
Se vio abandonado por todos, nadie lo visitaba. Murió a las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820 en una Buenos Aires anárquica y asolada por la guerra civil, que llegó a tener ese día tres gobernadores distintos: Ildefonso Ramos Mejía, Estanislao Soler y el Cabildo.
Sólo los que cinco días después de su muerte leyeron «el Despertador Teofilantrópico Místico Político del Padre Francisco de Paula Castañeda», se enteraron de su muerte.-
Su cuerpo fue llevado al convento de Santo Domingo. Allí el doctor Sullivan a quien había nombrado Redhead en su lugar, le practicó una autopsia. En su informe, relató que sacó mucho líquido de su abdomen y que halló un tumor en la región del epigastrio derecho, cavidad que contiene el estómago, el lóbulo izquierdo del hígado, la cabeza del páncreas y parte de la aorta torácica.
El cuerpo fue vestido con el hábito de los dominicos y, en un modesto ataúd de pino, cubierto con un paño negro, fue tapado con cal y enterrado en el atrio del convento de Santo Domingo el 27 de junio. Como mármol de su tumba, como no había dinero, se usó la de un mueble de uno de sus hermanos.
Belgrano no tenia dinero y pago a Redhead en homenaje a esa amistad que tenían, con el obsequio de un espléndido reloj de bolsillo de oro y esmalte, con cadena de cuatro eslabones con pasador, con el monograma de Belgrano grabado, obsequio del rey Jorge III de Inglaterra. El reloj fue robado de la vitrina del Museo Histórico Nacional en 2007.
Si algo faltaba para humillarlo ocurrió cundo sus restos fueron exumados. Los imbéciles ministros del interior Joaquín V. González y de guerra Pablo Riccheri el 4 de Septiembre de 1902 se llevaron los dientes del prócer ante la atónita mirada del cura párroco Modesto Becco, que sostenía en sus manos una bandeja de plata con los despojos, que se deshacían apenas se manipulaban.
“Los ministros odontólogos”, se burló la revista Caras y Caretas. “Que devuelvan esos dientes al patriota que menos comió en su gloriosa vida con los dineros de la nación”, reclamó el diario La Prensa en un comentario que no conmovió a nadie hsta el dia de hoy.-
«No preguntes que ha hecho o hace la patria por ti, sino qué puedes tu hacer por ella» fue la frase que fue su horizonte de vida y legó a la posteridad que aún hoy, sirve de aspiración general para construir un país grande como el que soñó. (Varias fuentes y propia)