PIEDRAS NEGRAS, DONDE SE DEMOSTRÓ QUE LOS MAYAS TENÍAN REGISTROS HISTÓRICOS
Los viajeros empedernidos suelen decir, no sin razón, que Guatemala es uno de los países más bonitos del mundo. Buena culpa de ello la tienen sitios maravillosos como el lago Atitlán, las pozas de Semuc Hampey, Chichicastenango Quetzaltenango (Xela), Izabal o la ciudad abandonada de Antigua, pero también los espléndidos lugares arqueológicos mayas de Tikal o El Mirador, por citar sólo los especialmente renombrados.
De entre estos últimos hay uno que destaca por su importancia, aunque el hecho de hallarse en una zona bastante aislada hace que no sea tan famoso ni visitado como otros: Piedras Negras.
Y es que el Parque Nacional Sierra del Lacandón, donde se ubica (en el departamento de Petén, el extremo septentrional del país, colindante con Belice y los estados mexicanos de Campeche, Tabasco y Chiapas), se extiende por unos 2028,65 kilómetros cuadrados de selva montañosa, abrupta, ondulada por un conjunto de crestas calizas y dolomíticas que forman la Sierra del Lacandón.
Por su biodiversidad está protegido como Reserva Biológica de la Biosfera Maya y, como indica este nombre, también acoge varios sitios arqueológicos prehispanos: El Hormiguero, El Porvenir, La Pasadita, El Ceibo y Macabilaero, aparte del menionado Piedras Negras.
Piedras Negras está en lo alto de un farallón que domina la parte oriental de la Cuenca del Usumacinta, nombre que tiene la región en referencia a uno de los ríos que la atraviesan pero que en realidad fue identificada con fines arqueológicos porque allí construyeron los mayas varias ciudades, las más destacadas quizá del período Clásico.
La cronología de éste abarca desde el 250 d.C. al 1539 d.C. (incluyendo el Postclásico), aunque conviene recordar que la civilización maya nació en el Preclásico allá por el 2000 a.C. y no terminó hasta muy avanzada la época virreinal española, hacia 1697 d.C.
El análisis de restos cerámicos demuestra que Piedras Negras estuvo habitada a partir del Preclásico Medio Temprano (700 a.C.) y alcanzó su apogeo en el Clásico Medio y Tardío. El nombre se le dio posteriormente por el color de la piedra utilizada en su arquitectura, pero el original era Yutub, que puede traducirse como»La Entrada» o «Gran Puerta», bien por los profundos cañones de su entorno, bien por un enorme cenote seco que podría haberse considerado un acceso al inframundo, o bien por su estratégica localización en un nudo comercial.
Efectivamente, allí se cruzaban varias rutas mercantiles, unas locales y otras que comunicaban con los mayas de las tierras altas, razón por la que la ciudad prosperó y se enriqueció. Como suele ocurrir, eso acarreó problemas, al surgir la rivalidad con otras urbes.
El deseo de expandirse, acaso tanto como el de defenderse de ambiciones ajenas, llevaron a Piedras Negras a verse envuelta en un a sucesión de guerras contra localidades vecinas como Palenque, Moral Reforma, Pomoná y otras. Por encima de todas ellas sobresalía, como gran enemiga, Yaxchilán.
Yaxchilán también está en la ribera del Usumacinta, pero en el mexicano estado de Chiapas, a unos cuarenta kilómetros. Asimismo, ocupaba una posición dominante sobre otros lugares mayas como Bonampak, Palenque y Tikal, con los cuales guerreó.
Una estela encontrada en Piedras Negras cuenta que ésta logró vencer a Yaxchilán en el 726 d.C. y mantenerla sometida tres cuartos de siglo; K’inich Tatb’u Cráneo III, su último gobernante, logró sacudirse ese dominio. Demasiado tarde, pues la ciudad sería abandonada poco después. (LBV)