VEINTE DE MARZO DE 2020 INICIO OFICIAL DE LA PANDEMIA EN EL PAÍS
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Un golpe impensado si los hay, fue vernos inmersos en una Pandemia mundial con un virus desconocido que aún hoy no tiene claro su origen. Creemos que más allá de los errores (que los hubo) el combate en nuestro país fue satisfactorio, la actitud del gobierno fue rápida y buena y los daños colaterales sufridos no demasiado importantes.-
Sin un peso ni un dolar en las reservas hipotecadas por el gobierno de Macri, se pudo recurrir a la vacuna rusa diseñada para otro virus en el cáucaso, que resultó inicialmente efectiva. Nunca tuvimos oportunidad de comprar las de mas renombre pues la argentina no podía pagarlas y el estado financiero del país no lo aseguraba.-
De una u otra forma, con stocks que se fueron consiguiendo mientras se piloteaban las reservas en dolares, el tiempo fue transcurriendo y la vacunación llegó a todos a pesar de la contrapropaganda cuasi terrorista que algunos emprendieron contra la vacunación.-
Todos hemos perdido familiares, amigos, hijos, padres o madres y nos marcó a fuego, pero hoy por esa característica del hombre o del argentino tal vez, las cosas se olvidan rápido. Fue el tres de abril cuando el virus estaba entre nosotros con el primer caso y desde allí en adelante, se vivieron tiempos que no olvidamos.
Un 11 de marzo se cumplían tres años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogara la propagación global de COVID-19 como una pandemia. Desde entonces, el virus se ha cobrado más de nueve millones de vidas -de ellas 3,6 millones en las Américas- y ha afectado a muchas otras.
Ante ello, el Secretario general de la ONU, António Guterres, recuerda que «sería un grave error pensar que la pandemia ha terminado» y señaló la escandalosa desigualdad en la distribución de las vacunas. «El mundo no puede permitirse una recuperación de dos niveles de COVID-19», enfatiza. Mientras tanto, la OMS advierte a los países que no reduzcan drásticamente las pruebas.
Por su parte, la directora de la Organización Panamericana de la Salud destacó el devastador impacto que ha causado el coronavirus en el continente americano y advirtió que es «demasiado pronto para bajar la guardia».
Aunque las pandemias son una realidad ineludible para el ser humano, el mundo se ha quedado atónito por el impacto y la devastación de la COVID-19. Cuando se cumple el tercer aniversario de la pandemia, vale la pena explorar qué podríamos hacer de manera diferente si volviera a suceder. Lo que hagamos ahora podría hacer que esta pandemia sea la última de este tipo.
El primero de marzo de 2020 un pasajero argentino regresó al país y comenzó a tener síntomas compatibles con lo que ya se conocía con el nombre de COVID-19. Luego se difundió oficialmente el contenido de un decreto presidencial que establecía la cuarentena en todo nuestro país, la que se inició justamente el 20 de marzo.
Y TRES AÑOS DESPUÉS ¿EN QUÉ PUNTO ESTAMOS?
El Coronavirus produjo una crisis de salud que detuvo al mundo y que se resiste a abandonarnos mientras volvemos a la normalidad. La aparición de múltiples y contagiosas variantes del virus que se resiste a irse, el resultado y las esperanzas impulsadas por las vacunas se combinan en el escenario actual con la mayoría del planeta de regreso a la normalidad.-
“Las nuevas variantes que surgen en cualquier lugar nos amenazan en todas partes”, dijo el investigador de virus Thomas Friedrich de la Universidad de Wisconsin-Madison. “Tal vez eso ayude a las personas a comprender cuán conectados estamos”.
La OMS ha sido cautelosa y mantiene que todavía no es tiempo para poner fin a la emergencia sanitaria. Un informe de esta semana de la Universidad fijó en más de 7,8 millones el total de muertes confirmadas en todo el planeta.
Cifras globales indican que el COVID-19 continúa matando entre 900 y 1.000 personas al día en todo el mundo, al tiempo que se propaga fácilmente de persona a persona. Muchos sobreviven pero se quejan de secuelas que supone un cambio en sus vidas. Otros pasan una y otra vez el virus sin que aparentemente deje mayores daños en el organismo.
Así, la nueva normalidad se abre paso en el planeta, mientras los científicos monitorean que variantes actuales de ómicron tienen alrededor de 100 diferencias genéticas con respecto a la cepa de coronavirus original, lo que supone más contagios. No obstante, queda por sentado que lo peor ha pasado debido a la inmunidad alcanzada con las vacunas.
«[Es] una situación muy diferente hoy a la que teníamos hace tres años, donde, en esencia, no había inmunidad existente contra el virus original», ha explicado Matthew Binnicker, experto en infecciones virales de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
Hoy uno de los mayores desafíos lo tienen los pacientes que se infectaron con COVID-19 y continúan padeciendo efectos a largo plazo. Estos síntomas de larga data son conocidos entre otros términos como COVID-19 persistente, COVID-19 de larga duración, COVID-19 posagudo o COVID-19 crónico.-
Las afecciones de largo plazo que pueden incluir una amplia variedad de problemas de salud, las que pueden durar semanas, meses o años y son más frecuentes en personas que se enfermaron gravemente. Los que no se han vacunado son más vulnerables y por ahora, expertos sostienen que lo mejor sería que cada año accedamos a una vacuna de refuerzo. (ROSL – 20-03-2023)