Una mujer contrató la instalación de una pileta de fibra de vidrio en su casa. El día que la empresa la colocó, notó que algo no estaba bien: la estructura sobresalía del suelo y tenía una rotura visible. Lo comunicó de inmediato. Con el tiempo, aparecieron más problemas.

Las paredes se deformaron, el agua comenzó a filtrarse y la bomba no funcionaba correctamente. Ante la falta de respuestas claras, decidió encarar las reparaciones por su cuenta y luego acudió al Poder Judicial. Una sentencia del fuero civil de Cipolletti ordenó indemnizarla por los daños y perjuicios derivados de esos hechos.

El fallo, de primera instancia y aún no firme, consideró acreditada la existencia de vicios en la instalación y la ausencia de soluciones eficaces por parte de la empresa. También tuvo en cuenta el impacto emocional provocado por la falta de asistencia y la incertidumbre sostenida durante el proceso posterior a la entrega del producto.

Durante el trámite de la causa, se produjeron distintas pruebas técnicas y documentales. Una constatación notarial registró varias grietas en la pileta. Una pericia arquitectónica determinó que la instalación presentaba fallas estructurales causadas por una mala compactación del terreno. El informe detalló ondulaciones, zonas ahuecadas y riesgo de pérdida de agua.

El fuero civil también valoró una pericia informática que recuperó los mensajes enviados por la mujer al personal de la empresa. Desde el mismo día de la instalación, advirtió sobre los desperfectos mediante textos, audios y fotos enviados por una aplicación de mensajería. Esa comunicación directa fue considerada válida a los fines de la notificación de los vicios.

El fallo reconoció el derecho al resarcimiento por los gastos que la compradora afrontó para reparar la pileta. También hizo lugar al daño moral por el malestar emocional y las dificultades que atravesó durante las semanas posteriores a la entrega del producto.

La empresa Fibras del Valle S.R.L. argumentó que había instalado la piscina conforme a las condiciones del lugar y que las cañerías eran adecuadas. Alegó además que la persona no había denunciado los defectos dentro del plazo legal. El fuero civil rechazó esa defensa, al considerar probado que la empresa conocía los reclamos desde el primer momento y que no ofreció respuestas adecuadas para solucionar el problema.

La sentencia concluyó que la pileta fue instalada con defectos, que la empresa incumplió sus obligaciones contractuales y que su intervención posterior no permitió restablecer el uso pleno del bien. Como se trata de una decisión de primera instancia, el fallo puede ser apelado.