POR EL BOTE HUNDIDO DEMANDÓ AL TALLER NÁUTICO. RECHAZAN EL RECLAMO POR FALTA DE PRUEBAS

Un juez civil de Bariloche rechazó la demanda de un hombre que había iniciado un juicio contra los responsables de un taller náutico tras el hundimiento de su embarcación en el lago Nahuel Huapi, en Bariloche. El fallo determinó que no quedó acreditado que el incidente se debiera a una reparación defectuosa. Se detalló que el propio demandante omitió llevar el bote para su revisión, a pesar de haber sido advertido de un posible desperfecto en la proa.
El hombre había llevado su embarcación a un taller para realizar una reparación en los pontones. Un año después, mientras navegaba con diez personas a bordo, la embarcación comenzó a ingresar agua y se hundió antes de alcanzar la costa. En la demanda, sostuvo que el tubo del semirrígido se despegó debido a un mal trabajo de reparación, lo que puso en riesgo la vida de los tripulantes.
Ante esta situación, reclamó más de 4 millones de pesos en concepto de reparación, costos de reflotamiento y otros daños. Sin embargo, los propietarios del taller negaron su responsabilidad y argumentaron que el bote había sido entregado en condiciones óptimas, sin objeciones del dueño. Agregaron que nunca lo llevó para una revisión, a pesar de que el hombre había reportado problemas antes del hundimiento.
Los argumentos del fallo
El juez interviniente analizó el informe pericial y concluyó que no existían pruebas concluyentes que permitieran determinar que el hundimiento se debió a una falla en la reparación de los pontones. Si bien el perito señaló que el ingreso de agua podría haber sido causado por la separación entre los tubos y el casco, aclaró que no era la única posible causa del incidente.
En defensa, los mecánicos sostuvieron que la embarcación excedía el límite de pasajeros permitido por Prefectura Naval, ya que, según la autorización para navegar, debía transportar hasta siete personas y no diez. Además, el motor instalado al momento del accidente no coincidía con el registrado oficialmente, lo que podría haber afectado la estabilidad del bote.
Otro punto clave en la sentencia fue el intercambio de mensajes entre las partes, donde quedó registrado que el propio dueño del bote había advertido sobre una posible falla en la proa. Sin embargo, en lugar de llevar la embarcación al taller para una revisión, decidió seguir utilizándola.